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El discurso del papa en Ratisbona

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El discurso del papa en Ratisbona: quienes reaccionaron, ¿ante qué reaccionaron?

 

Cuando leí el primer titular de un diario marroquí criticando las palabras del Papa, mi reacción inmediata fue zambullirme en Internet para leer el discurso completo. Gracias a la maravilla que es Internet, me resultó relativamente fácil encontrar una versión en castellano, todavía no oficial. Sólo la versión alemana era oficial en ese momento, pero a ese idioma no alcanzo.

La lectura no era tan fácil que digamos, porque se trata de una "lección magistral" de un profesor universitario, dirigida a intelectuales como él, con una profundidad filosófica, teológica e histórica nada desdeñable.

Mi conclusión, después de la lectura, fue -y sigue siendo- que se critica al Papa por cosas que él no dijo y que se le atribuyen ideas que él no sustenta. ¿Cómo se explica esto?

LA RESPONSABILIDAD DE LOS COMUNICADORES

No creo exagerar si afirmo que el 99% de quienes se han manifestado en las calles contra el Papa, en diferentes países y con más o menos violencia (toda ella injustificada e injustificable), no han leído el discurso completo. Estos "reaccionarios" (en el sentido de que reaccionaron a algo), ¿ante qué reaccionaron, pues? ¿Qué es lo que originó su protesta?

Su reacción tiene una doble raíz: o bien las declaraciones de sus líderes político-religiosos, o bien las informaciones escuchadas, vistas o leídas en diferentes medios de comunicación.

Los líderes político-religiosos que llamaron a manifestarse o que hicieron declaraciones condenatorias de las palabras del Papa, ¿habrán leído con detenimiento, mesura y reflexión, antes de pronunciarse, el discurso completo del Papa? Puede ser que alguno, pero la mayoría, no. Entonces, ¿a partir de qué nacieron sus proclamas? A raíz de lo publicado en diferentes medios de comunicación de su confianza.
Las dos raíces quedan reducidas a una: los medios de comunicación. No se reacciona ante un texto leído personalmente o ante un hecho vivido en directo, sino ante los titulares, informaciones y versiones del mismo publicadas por los medios.

Hay quien señala con el dedo a dos medios muy concretos: la BBC y Aljazira. Personalmente no tuve la ocasión de escuchar ni ver sus informes, pero quien lo hizo afirma que la historia de estos días y de este asunto habría sido diferente si estos dos medios no hubiesen informado como informaron.
Detrás de ellos, otros muchos cayeron en dos pecados muy extendidos en el mundo actual de la comunicación: el sensacionalismo y el llevar el agua a su molino. Estos dos pecados se resumen o reducen a uno: el atentado flagrante contra la objetividad en aras de los intereses propios, sean éstos económicos o ideológicos.

LOS TITULARES DE LOS MEDIOS

"El Papa contra los musulmanes"; "El Islam, una religión ajena a la razón"; "El Papa critica la jihad y la violencia de los musulmanes"…

Estos o parecidos titulares se han escrito o leído en bastantes medios occidentales. De una lectura tranquila del discurso del Papa se deduce que esas afirmaciones son falsas; él no dijo eso y por mi parte estoy seguro que no lo piensa. Sus declaraciones anteriores en otros contextos, sus aclaraciones posteriores, sus gestos y acciones en relación con el Islam… apuntan en otra dirección y demuestran otra actitud.

¿Por qué, pues, habrán titulado e informado de esta manera determinados medios, con la consecuencia de haber desinformado o mal informado a la opinión pública y soliviantado a determinadas poblaciones o sectores ciudadanos?

Puede ser que algunos medios occidentales se hayan aprovechado del Papa para hacerle decir sobre el Islam lo que ellos piensan realmente. Para ello les bastó sacar frases de su contexto o atribuir al Papa las citaciones que él hacía de otros sin asumirlas personalmente.

Pero tengo el convencimiento de que la mayor parte de los medios no actuaron movidos por un interés ideológico, sino que titularon con sensacionalismo y falta de objetividad… para vender.

Los periodistas sabemos que el titular de una noticia debe ser atractivo y subyugante, para sorprender y golpear al lector de manera que éste se enganche y se sienta impelido a leer o escuchar la información completa. Pero este procedimiento, que es legítimo, ¿puede hacerse en perjuicio de la verdad?

Podemos los periodistas dar gato por liebre, anunciando en el titular algo que luego no se encuentra en el texto? ¿Podemos coger el rábano por las hojas y proponer en titular lo accesorio en detrimento de lo fundamental, lo secundario en perjuicio de lo principal? ¿Es nuestro derecho sacar frases de su contexto con la consecuencia de prostituir el significado original y la intención del autor? Evidentemente no; ello iría contra la más elemental ética periodística.

COMUNICADORES CATOLICOS: UN EXAMEN DE CONCIENCIA

Cada uno es responsable de sus actos, ciertamente. Quien reacciona violentamente debe dar cuenta de ello y su acción debe ser cargada en su haber. Aunque mil informaciones me llamen o me inciten a actuar brutalmente, yo debo ser dueño de mis actos y actuar según mi conciencia, que nunca podré descargar sobre los medios y los servidores de la comunicación.

Dicho lo anterior para que no se piense que yo responsabilizo a los periodistas de todas las tropelías que cualquiera pueda cometer, habrá que reconocer también que el poderío y la influencia de la comunicación se ha puesto una vez más en evidencia en este tema del discurso del Papa en Ratisbona: cómo podemos los periodistas, cómo pueden los medios inclinar la opinión pública y la de los dirigentes hacia uno u otro lado, qué consecuencias trascendentes, para bien o para mal, tiene nuestro trabajo.
Lo que ha pasado, ¿no debería hacernos reflexionar?

¿Cómo informamos y cómo "nos" informamos? ¿Cómo titulamos? ¿Cómo seleccionamos las informaciones? ¿Es el rating y el índice de ventas lo que motiva o condiciona nuestra tarea?¿Caemos en el error de tomar la parte por el todo, de agarrarnos al detalle y perder el conjunto? ¿Buscamos llamar la atención, estar en el candelero o tener un "éxito" clamoroso… aun a costa de la veracidad y de la búsqueda de la objetividad?

¡Ah!, y antes de acabar… Seguro que en estos días pasados también tú habrás hablado, comentado y opinado algo sobre este tema del discurso del Papa en Ratisbona, pero… ¿lo has leído?