Comienzan a derrumbarse las calumnias contra el cardenal Norberto Rivera.
El 20 de septiembre de 2006, con un gran despliegue de medios de comunicación, el señor Joaquín Aguilar y sus abogados, encabezados por Jeff Anderson y la asociación norteamericana SNAP, acudieron a la Corte Superior de los Ángeles, California, para interponer una demanda civil en contra de los cardenales Roger Mahony, de los Ángeles, y Norberto Rivera Carrera, de México, a quienes acusaron falsamente de haber encubierto los supuestos abusos sexuales perpetrados contra menores por el P. Nicolás Aguilar.
Desde entonces, la asociación SNAP, Jeff Anderson y su vocera, la periodista Sanjuana Martínez -apoyados por algunos medios informativos sin escrúpulos, que no pueden ocultar su odio a la Iglesia Católica-, se han encargado no sólo de mentir con impunidad, sino incluso de calumniar al Señor Cardenal con un solo objeto: extorsionar y chantajear a la Iglesia Católica en México, utilizando de forma inmoral a las supuestas víctimas a fin de realizar el más despreciable de los lucros: la comercialización de la justicia.
Jeff Anderson y su vocera Sanjuana Martínez juraron y perjuraron que este 20 de enero pasado, fecha de la cita en la Corte de los Ángeles, verían sentado en el banquillo de los acusados al cardenal Rivera, pero resultó que los grandes ausentes a esa cita fueron precisamente nuestros calumniadores, pues se presentaron 5 días antes ante el juez asignado al caso, pidiendo una “prorroga” por dos meses, ya que, según Joaquín Aguilar y sus abogados, no habían terminado de traducir los documentos de la notificación de la demanda contra el cardenal Rivera Carrera.
Lo cierto es que este es un argumento ridículo e irrisorio, pues tuvieron seis largos meses para iniciar el proceso de notificación y no movieron un solo dedo para lograrlo; más bien, se dedicaron a montar una campaña mediática contra el cardenal Rivera a base de mentiras, contradicciones y francas calumnias de la periodista Martínez, quien en un debate radiofónico quedó desenmascarada, ridiculizada y se le comprobó su absoluta carencia de ética y profesionalismo, razones por las cuales su libelo difamatorio ha sido un rotundo fracaso.
La ausencia de los acusadores del cardenal Rivera Carrera en la Corte de los Ángeles, el pasado 20 de febrero, es muestra de una sola cosa: No tienen pruebas. Su interés no es jurídico, sino mediático y su intención es esperar a que la Arquidiócesis de México caiga en las redes de su chantaje y extorsión, cosa que no sucederá.
Por otra parte, la presentación voluntaria del cardenal Rivera, a través de sus abogados, es muestra clara de que no tiene nada que temer, de que está seguro de su inocencia y de su intención de enfrentar la mentira y la calumnia con las que pretenden no sólo dañar al Cardenal, sino a toda la Iglesia mexicana.
Los abogados del cardenal Norberto Rivera, encabezados por Michael L. Cipers, presentaron un documento ampliamente documentado y sostenido por tesis que han sentado jurisprudencia en los Estados Unidos de América, en el que solicitan de manera respetuosa al Tribunal derogar la comparencia del Arzobispo de México por falta de jurisdicción personal. En la Arquidiócesis de México estamos seguros que la inocencia del cardenal Rivera saldrá a relucir y en su momento haremos públicas las pruebas documentales que evidenciarán la monstruosa calumnia urdida por los enemigos del Cardenal y de la Iglesia.