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Manifiesto de niños por nacer

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No es justo que esta cuna en que están se convierta en ataúd. Quieren ellos, como nosotros, tener esperanza de andar y pensar y reír y amar y no sentirse, en la celda materna, como inocentes e indefensos, condenados a muerte.

 

Queremos decir algo desde acá dentro.

Algunos ya pasamos de las 12 semanas; pero hemos querido unir nuestra voz al grito silencioso de los más pequeños. Porque los quieren considerar como no humanos, como no vivos o como injustos agresores que vienen a romper proyectos de vida. Y eso sólo porque apenas se están formando sus brazos y piernas y su cara está todavía muy incompleta.

Dicen que sus vidas dependen de los dedos que se levanten en el senado o de una plática de las mamás con uno que esté dispuesto a no ser médico sino verdugo del paciente más débil y más pequeñito. Nosotros no somos hígados, estómagos o intestinos, no formamos parte del cuerpo de nuestras mamás. Traemos nuestra propia programación para construirnos como seres humanos diferentes.

Muchos que están apenas en la tercera o cuarta semana van a ser médicos, artistas, escritores, gobernantes, guías espirituales si los dejan nacer. No es justo que esta cuna en que están se convierta en ataúd. Quieren ellos, como nosotros, tener esperanza de andar y pensar y reír y amar y no sentirse, en la celda materna, como inocentes e indefensos, condenados a muerte.

No podemos hacer una marcha; pero nos manifestamos desde acá dentro. Recordamos a mamás, médicos y autoridades que la vida humana es intocable. Los que no han llegado a las 12 semanas mueren igual que moriríamos nosotros ahora o ya nacidos.

Nos unimos al grito silencioso de los más chiquitos, no tanto para imponer castigos sino para salvar sus vidas. Sabemos que hay muchas mujeres que quieren un hijo y los recibirían con los brazos abiertos. Nadie se detendrá por temor del castigo sino por valorar la vida humana. Nosotros los que naceremos, defendemos el derecho de los más pequeños a nacer y a ser amados por quien los reciba…