Es el poder del maligno, la mentira. La mentira que engendra la duda, una duda que en ocasiones acompañara de un modo injusto y para siempre a la persona que ha sido calumniada.
Hace sólo unos días tuve la oportunidad de leer la autobiografía de Markus Wolf, jefe durante décadas del servicio de espionaje de la llamada República Democrática Alemana , los servicios de inteligencia Occidentales lo llamaban el hombre sin rostro, su identidad fue por mucho tiempo una incógnita y la eficacia de sus agentes llegó a convertirse en una leyenda.
Este excepcional protagonista de la guerra fría falleció hace poco. El testimonio que nos legó en su libro no es el de un hombre totalmente arrepentido, Wolf no reconoce el fracaso de la ideología comunista, se limita a reconocer digamos que errores de implementación. Se enorgullece de su Servicio Secreto, la poderosa Stasi que a tantos hizo temblar y reconoce que no tuvo escrúpulos, que el fin justificaba los medios. Sus adversarios Occidentales tenían límites, marcados por las leyes, por los controles parlamentarios y por la repugnancia natural que provocan algunos actos. Wolf se felicita porque estas "limitaciones" de sus adversarios le sirvieron para ganar más de una partida.
Esta lectura poco edificante coincide con la reciente denuncia de un ex agente de la KGB llamado Ion Mihai Pacepa , este señor explicó a la revista National Review Online cómo en los años sesenta el Kremlin y la agencia antes mencionada fraguaron una feroz campaña contra la Iglesia Católica. El principal objetivo de este plan fue el Papa Pío XII, que ya había muerto, y por tanto, no tenía derecho a replica. "Los muertos no hablan", fue este el motivo que los decidió por el Papa Pacelli.
Debilitar el prestigio de la Iglesia ha sido la obsesión de muchos jerarcas comunistas y es por esto, que los servicios de inteligencia soviéticos con suma habilidad tejieron la leyenda negra del antisemitismo de Pío Xll, basándose en que éste fue Nuncio en Munich y Berlín. Para esto consiguieron documentos originales del Vaticano que fueron posteriormente modificados.
Estos documentos adulterados fueron utilizados para producir una obra de teatro que sustentaba la tesis de que Pío Xll había alentado a Hitler a realizar el Holocausto, dicha obra se estrenó en Alemania en 1963 y un año después en New York, con posterioridad fue traducida a 20 idiomas y la divulgación de la misma ha generado una abundante literatura que acusaba a Pío Xll de antisemita y amigo de los nazis.
Aunque la vida de Pío XII está documentada por más de un historiador y los archivos vaticanos han desclasificado toda la documentación referente a este pontífice, muchos seguirán creyendo, sin fundamento alguno, en esa calumnia. Ese es el poder del maligno, la mentira. La mentira que engendra la duda, una duda que en ocasiones acompañara de un modo injusto y para siempre a la persona que ha sido calumniada.
La labor de los servicios secretos del bloque soviético siguen dando de que hablar, en Polonia la forzosa dimisión del recién nombrado Arzobispo de Cracovia, por su colaboración con el régimen comunista, ha conmocionado a la nación polaca. El caso de monseñor Wielgus ha provocado ya la renuncia de otros sacerdotes presuntamente implicados con el antiguo régimen. Es éste, sin lugar a dudas, un momento de dolor para Iglesia Polaca que ha dado hombres de la talla del padre Popieluszko , el Cardenal Wyszynski y el mismo Juan Pablo II.
No obstante debíamos meditar sobre la veracidad de todo lo que aparezca en los archivos de esas antiguas agencias del terror, en qué medida esos funcionarios no tenían también que mentir a sus superiores para "cumplir" con las tareas asignadas. Los que hemos padecido un régimen comunista sabemos que la cadena de engaños y simulación es infinita, nada me invita a pensar que dentro de sus cuerpos policiales las cosas ocurren de otro modo.
¿Quién se beneficia con estas persecuciones, con esta obsesión de encontrar hasta el último culpable? En este sentido son esclarecedoras las palabras del P. Federico Lombardi, actual portavoz de la Santa Sede: ".es conveniente observar que el caso de monseñor Wielgus no es el primero y probablemente no será el último caso de ataque a personalidades de la Iglesia en base a la documentación de los servicios secretos del pasado régimen. Se trata de material abundante y, al tratar de medir su valor y de sacar conclusiones fiables, no hay que olvidar que fue producido por funcionarios de un régimen opresivo y chantajista. A tantos años de distancia del final del régimen comunista, ausente la grande e inalcanzable figura del Papa Juan Pablo II, la actual oleada de ataques a la Iglesia católica en Polonia, más que una sincera búsqueda de transparencia y de verdad, parece una extraña alianza entre perseguidores del pasado y otros adversarios, y una venganza por parte de quien, en el pasado, la había perseguido y fue derrotado por la fe y por el anhelo de libertad del pueblo polaco. "
Cuando termino de escribir estas líneas un escalofrío me recorre el cuerpo, pienso en el mal, esa entidad intangible pero real, que siempre merodea, con peligrosos espejismos que nos alejan de la verdad y el fantasma de Markus Wolf, con cierto cinismo, sonríe desde lejos.