¿Donde están los grupos antibiotecnología agraria, pues se encogen de hombros en el caso de tratarse de humanos?
Domingo Martínez Madrid (España)
El Reino Unido ha autorizado la realización de experimentos con células madre híbridas de animales y humanos. Proceden de óvulos animales a los que se sustituye su ADN, contenido en el núcleo de la célula, por otro procedente de una célula de un humano adulto. Pretende así obtener tejidos idénticos a los de un adulto que los tenga dañados. Se trata de la formación por clonación de un embrión híbrido hombre-animal. Sin duda, en si mismo plantea un problema ético, agravado por tratarse de un primer paso para crear monstruos híbridos, que es de lo que, en definitiva, se trata. Para curar, se han mostrado idóneas las células madres de tejido adulto, además de ser un sistema más barato.
Algunos justifican estas actuaciones afirmando que "las reservas, de quienes consideran se plantea problemas éticos, son respetables, pero no deben impedir que avance la ciencia de base como es el caso". Ante esta postura cabe preguntarse: ¿Podrá justificarse cualquier acción biomédica? ¿El fin justifica los medios? ¿No es más peligroso el intercambio de múltiples genes en una hibridación interespecífica, que la introducción de un gen en una planta agrícola? ¿Donde están los grupos antibiotecnología agraria, pues se encogen de hombros en el caso de tratarse de humanos? ¿Qué nos diferencia de las actuaciones llevadas a cabo por grupos radicales durante los años 30 y 40 del pasado siglo, también con la intención de conseguir avances científicos? ¿No es gran hipocresía lanzar piedras contra los nazis, para luego imitarles en sus despropósitos aberrantes contra la dignidad humana?