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La pederastia atañe a todos

Image Los enemigos de la Iglesia no pierden tiempo cuando de atacar se trata. En su reciente visita a Estados Unidos el Papa Benedicto XVI ha enfrentado con valentía uno de esos temas que tanto daño han causado a la Iglesia de Cristo.

Walter Turnbull / El Observador

El socorrido tema de la pederastia entre sacerdotes parece haberse vuelto una obsesión entre enemigos de la Iglesia y fabricantes de escándalo. Para ellos, la Iglesia al fin se destapó como la institución maléfica que siempre ha sido, demostrando con ello su rotunda falsedad. En su visión de la vida (de los enemigos), todos los curas son pederastas y todos los pederastas son curas, y el hecho ocurre todos los días con todos los curas. Y todos los obispos y el Papa o son también pederastas o son encubridores. Si agregamos a eso que la Iglesia en EE. UU. pagó una fuerte suma de dinero a supuestas víctimas, no nos extrañe que constantemente sigan apareciendo víctimas por todos lados para reforzar la certeza de los ofendidos delatores.

Conscientes de la gravedad del escándalo (no necesariamente del problema), los obispos, en boca del cardenal Francis George, arzobispo de Chicago, también pidieron consejo al Santo Padre sobre el delicado asunto. La respuesta del Papa difícilmente será escuchada por los amantes del conflicto, pero al menos para nosotros —como siempre— fue sabia, contundente y clara. Les recomiendo leerla completa. Yo les presento en telegrama los puntos principales.

– La pederastia es una traición a los deberes ministeriales y un acto gravemente inmoral que debe ser erradicado de la Iglesia, y que en ocasiones ha sido torpemente manejado por los obispos.

– Se debe recordar que una aplastante mayoría de clérigos y religiosos en América realizan una labor sobresaliente en traer el Evangelio a la gente confiada a su cuidado.

– Si las medidas adoptadas por la Iglesia (para proteger a las personas vulnerables) han de lograr completamente su propósito, necesitan ser habilitadas en un contexto más amplio (es decir por todos, no solamente por la Iglesia). Es necesario enseñar a los niños (y a los adultos) el verdadero sentido de la sexualidad y su lugar en las relaciones humanas, educarlos en los auténticos valores morales y reconocer la centralidad de la familia en la formación humana. ¿Qué sentido tiene —pregunta el Papa— hablar de protección a los niños cuando la pornografía y la violencia campean en nuestro medio? El pecado del abuso tiene que ser enfrentado en el campo más amplio del comportamiento sexual.

– No sólo padres y líderes religiosos tienen un papel que desempeñar: también los medios y la industria del entretenimiento, cada miembro de la sociedad puede contribuir a la renovación moral y beneficiarse de ella. Este problema ocurre en todos los sectores de la sociedad y necesita una respuesta decidida y colectiva.

Ojalá algunos de los liberales progresistas críticos de la Iglesia captaran este mensaje, porque hoy lo que hacen es denunciar a la Iglesia por supuestamente hacer lo que ellos alegremente promueven (chéquense los textos oficiales de Biología de 1° de secundaria) sin ver que la Iglesia es la única institución a nivel mundial que en realidad hace algo por evitarlo.