La sociedad actual necesita conocer la autenticidad de los valores por medio de un auténtico testimonio cristiano. Pues quien no conoce no puede valorar.
Ahora, entre los bautizados, hay algunos que nos sentimos con la responsabilidad de hacer que se acepte el cristianismo como un valor dentro de la sociedad. Pero me da la impresipon de que lo hacemos como si fueramos un partido político, es decir, remedamos a los políticos tratando de convencer a la gente para que se ponga de nuestro lado. Por ejemplo, sabiendo lo que vale la vida, tratamos de defenderla, a capa y espada, en la sociedad en que vivimos y para ésto, luchamos por conseguir el mayor número de votos. Deseamos que las leyes se proclamen en contra del aborto. Manifestamos una exigencia, como diciendo: todos deben de obrar conforme se les está proponiendo.
Pero, meditando ésta forma de proceder, me parece que, no es la que se espera de un verdadero cristiano, es decir, de alguien que vive de la fe. Y me atrevo a decir que, los que no tienen fe, no tienen esperanza, es decir, no conocen el valor de lo divino, que es lo que (se supone) conoce, vive y experimenta un cristiano que vive de la fe.
Por lo tanto, confiando en que la obras dicen mucho más que las palabras, los que nos decimos conocer los valores divinos, demos testimonio de éllo, sobre todo con nuestro comportamiento. No olvidemos que ésta fue la actitud que tomaron los primeros cristianos ante el mundo pagano en que nacían. Su testimonio está escrito: "se dedicaban con perseverancia a escuchar la enseñanza de los apóstoles, vivían unido y participaban en la fracción del pan y en la oraciones. Vivían unidos y lo tenían todo en común."
A quienes se nos ha revelado, por medio de Jesucristo, el contenido del misterio divino, debemos seguir el ejemplo que nos dió nuestro Maestro: Obedientes a la palabra del Padre, por medio de una actitud de comprensión, de caridad, de aceptación, de perdón, de entrega total por el bien de los que nos rodean.
"Hermanos, si alguien es sorprendido en alguna falta, ustedes, los que están animados por el Espíritu, corríjanlo con dulzura. Piensa que también tú puedes ser tentado. Ayúdense mutuamente a llevar las cargas, y así cumplirán la Ley de Cristo. Si alguien se imagina ser algo, se engaña, porque en realidad no es nada. Que cada uno examine su propia conducta, y así podrá encontrar en sí mismo y no en los demás, un motivo de satisfacción. Porque cada uno tiene que llevar su propia carga.
No se engañen: nadie se burla de Dios. Se recoge lo que se siembra: el que siembra para satisfacer su carne, de la carne recogerá sólo la corrupción; y el que siembra según el Espíritu, del Espíritu recogerá la Vida eterna. No nos cansemos de hacer el bien, porque la cosecha llegará a su tiempo si no desfallecemos. Por lo tanto, mientras estamos a tiempo hagamos el bien a todos, pero especialmente a nuestros hermanos en la fe."
Sigamos dando testimonio de la alegría que nos produce el sabernos amados por quien todo lo puede y todo lo sabe, por quien nos capacita para perdonar no solamente siete veces sino hasta setenta veces siete.
Enrique Gómez Rangel (Misionero mexicano en Japón)