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“Spe Salvi” (VI parte)

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El Papa nos muestra que la esperanza cristiana no es individualista tal como parece decir la critica en los tiempos modernos, pues según ésta consistiría en puro individualismo que habría abandonado el mundo a su miseria y se habría amparado en una salvación eterna exclusivamente privada.

Volveré a veros y se alegrará vuestro corazón y nadie os quitará vuestra alegría “
Jn. 16,22

¿Qué es la vida eterna?

Después de recordar las concepciones de la vida eterna en san Ambrosio y san Agustín, Benedicto XVI reflexiona:

“Esta “realidad” desconocida es la verdadera “esperanza” que nos empuja, y al mismo tiempo, su desconocimiento es la causa de todas las desesperaciones, así como también de todos los impulsos positivos o destructivos hacia el mundo auténtico y el auténtico hombre. La expresión “vida eterna” trata de dar un nombre a esta desconocida realidad conocida…

Sería el momento del sumergirse en el océano del amor infinito, en el cual el tempo -el antes y el después- ya no existe. Podemos únicamente tratar de pensar que este momento es la vida en sentido pleno, sumergirse siempre de nuevo en la inmensidad del ser, a la vez que estamos desbordados simplemente por la alegría.”(1)

El Papa nos muestra que la esperanza cristiana no es individualista tal como parece decir la critica en los tiempos modernos, pues según ésta consistiría en puro individualismo que habría abandonado el mundo a su miseria y se habría amparado en una salvación eterna exclusivamente privada. Sin embargo Henri de Lubac ha podido demostrar, a partir de la Teología de los Padres que la salvación ha sido considerada siempre como una realidad comunitaria.

También la Carta a los Hebreos habla de una “ciudad” (cf.11,10.16:12,22; 13,14) y de una salvación comunitaria. Los Padres entienden el pecado como la destrucción de la unidad del género humano, como ruptura y división .Babel, el lugar de la confusión de lenguas y de la separación, se muestra como expresión de lo que es el pecado en su raíz. Por eso la “redención “ se presenta precisamente como el restablecimiento de la unidad en la que nos encontramos de nuevo juntos en una unión que se refleja en la comunidad mundial de los creyentes.

En la Carta a Proba, explica el Papa, san Agustín intenta explicar esta “desconocida realidad conocida” que vamos buscando. El punto de partida será la expresión: “vida bienaventurada (feliz)”, después cita el Salmo 144, 15: “Dichoso el pueblo cuyo Dios es el Señor…”Y continúa: “Para que podamos formar parte de este pueblo y llegar… a vivir con Dios eternamente, “el precepto tiene por objeto el amor, que brota de un corazón limpio, de una buena conciencia y de una fe sincera” (1 Tm 1,5)”.(2)

“Esta vida verdadera, hacia la cual tratamos de dirigirnos siempre de nuevo, comporta estar unidos existencialmente en un “pueblo” y sólo puede realizarse para cada persona dentro de este “nosotros”. Precisamente por eso presupone dejar de estar encerrados en el propio “yo”, porque sólo la apertura a este sujeto universal abre también la mirada hacia la fuente de la alegría, hacia el amor mismo, hacia Dios.” (3)

Por lo que podemos apreciar, la esperanza cristiana no es individualista, más bien es comunitaria, es una esperanza de un pueblo, de todos…y sólo en la comunicación, amor y entrega a los otros el individuo se salva, tendrá vida eterna. No podemos salvarnos en el individualismo, sería más bien una contradicción de principio, el egoísmo es el enemigo del amor comunitario y sólo conduce al pecado y a la condenación. Recordemos a Caín, al matar a Abel su hermano no se salva, se condena a sí mismo por toda la eternidad…

(1) Benedicto XVI, Spe Salvi, p.8.
(2) Ep. 130 Ad Probam 13, 24: CSEL 44,67, en Op. cit. p. 10.
(3) Idem.

María del Pilar Gpe. Gómez (México)