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Las revelaciones de la bruja voladora

Image De cómo el PRD capitalino y la Corte Suprema llegaron a la verdad legislada… Basados en su prodigiosa revelación, ellos legislaron que se podía matar la vida humana exactamente a las 12 semanas.

Honorio López Alfonso / El Observador

El PRD del DF tuvo, hace tiempo, una revelación. Después la compartió con la Suprema Corte del país. No sé aún con seguridad quién se les apareció. Por los resultados, me inclino a creer que fue la bruja voladora, pues la numinosa revelación tiene que ver con los principios de la vida humana. Y la bruja les dijo a estos lindos ciudadanos que la vida humana comienza a las doce semanas de la concepción. ¡A las doce semanas, ni un día más ni un día menos! No a las once semanas y cinco días, ¡a las doce semanas! Tampoco a las doce semanas y siete días: estrictamente a las 12 semanas. Como esto, evidentemente, no procede de ningún principio científico, no hay otro remedio que entender que a estos señores se les apareció la bruja voladora. Basados en su prodigiosa revelación, ellos legislaron que se podía matar la vida humana exactamente a las 12 semanas. Y la Suprema Corte les compró esta revelación, y el pasado 28 de agosto la consagró como revelación pública. En adelante, iremos viendo a los diversos estados de la República someterse a los videntes de la bruja voladora.

¿Por qué a las doce semanas exactas?, pregunté por teléfono. No obtuve respuesta. ¿Por qué no a los ocho meses y veinte días? No obtuve respuesta. ¿Por qué no a los 15 días? Tampoco obtuve respuesta. Incluso pregunté por qué no matarlos al año y medio, pero tampoco me supieron razonar por qué no. Bueno, alguno me dijo: Porque hay que poner algún límite. Pregunté entonces qué razón había para poner algún límite y quién tenía el derecho de ponerlo. Uno me dijo que, sin tal límite, iríamos al colectivo holocausto. No me supo decir más. Y, ¿cuál es el problema que vayamos al colectivo holocausto?, le pregunté. ¿No dejaríamos la tierra limpia del humano depredador y llena de simios, sin obligaciones, pero con muchos derechos, por algunos ya proclamados?

El problema de la razón es que siempre hace preguntas. Y el problema de los proabortistas es que no pueden contestarlas. Sólo pueden apelar a su revelación particular. Sin esta revelación, ¿cómo habrían determinado que la vida humana comienza a las doce semanas, ni un minuto más ni uno menos? Desde luego, la ciencia no dice semejantes descarríos. Pero ellos, los proabortistas, nos imponen a todos, como ley, las revelaciones de la bruja voladora.

Ya hace tiempo que a nuestras llamadas izquierdas no les importan ni los indefensos ni la situación de las mujeres. Se están especializando en promover la muerte, sea de los niños aún no nacidos, sea propalando la eutanasia. Lo de la defensa de los débiles lo dejan para los discursos electorales, que ahí suena bien y reporta votos. Por su parte, la mayoría de los otros, sean centros o derechas, parece que miran hacia otro lado.  Supongo que los grandes proabortistas de Planned Parenthood y de las agencias de la ONU considerarán a México, desde el pasado 28 de agosto de este 2008, como un país adelantado (adelantado en el millonario negocio del asesinato de los no nacidos).

Antes de terminar, debo confesar que yo también soy partidario del aborto, pero del aborto retroactivo para los proabortistas. Si son coherentes, ¿por qué no se lo aplican a ellos mismos? También ellos están en el vientre materno de la tierra, ¿por qué no se aplican a sí mismos el aborto? Aunque la verdad de a de veras es que tampoco a ellos les deseo que se quiten la vida, sólo codiciaría que no la utilizaran para promover la muerte de los más indefensos.