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Sobre la Carta Encíclica Dios es amor (VIII)

Image Caritas: el ejercicio del amor por parte de la iglesia como “comunidad de amor”. Se nos olvida la dimensión divina de la Iglesia, por eso nos cuesta trabajo a veces entenderla, por eso la juzgamos con nuestro entendimiento humano.

La caridad de la Iglesia como manifestación del amor trinitario.

“Ves la Trinidad si ves el amor” San Agustín. En esta frase San Agustín filósofo y teólogo resume la gran dimensión de la Santísima Trinidad como una realización Plena y Perfecta del Amor. Ahora bien, ¿qué es la Iglesia sino una manifestación viva, presente y real de esta? Se nos olvida la dimensión divina de la Iglesia, por eso nos cuesta trabajo a veces entenderla, por eso la juzgamos con nuestro entendimiento humano. Mas la Iglesia no es sino el amor visible del Dios invisible, lo que en el mundo podemos llevar a cabo por inspiración divina y lo único que puede transformar el mundo desde la sabiduría divina.

No en vano el Papa Benedicto XVI ha creado esta obra primera sobre el amor divino. Todas las Sagradas Escrituras podemos leerlas, interpretarlas, bajo esta clave profunda, el hecho-milagro primordial de que Dios nos dio a su Hijo unigénito para redimirnos . Al morir en la cruz Jesús “entregó el espíritu”(Jn 19,30) “…preludio del don del Espíritu Santo que otorgaría después de su resurrección (Jn 20,22). Se cumpliría así la promesa de los “torrentes de agua viva” que, por la efusión del Espíritu, manarían de las entrañas de los creyentes”. (Jn 7,38-39). En efecto, el Espíritu es esa potencia interior que armoniza su corazón con el corazón de Cristo y los mueve a amar a los hermanos como él los ha amado, cuando se ha puesto a lavar los pies a sus discípulos (Jn 13, 1-13) y, sobre todo, cuando ha entregado su vida por todos (Jn 13,1;15,13)”. (1)

Me pregunto si tenemos en cuenta estas realidades teológicas, fundacionales de nuestra fe, de la comunidad humana universal o si, más bien estamos confundidos en el mundo por desconocer, ignorar u olvidar estos misterios.

Si los conocemos, reflexionamos y creemos en ellos nos bastan para guiar nuestras vidas, para entender el significado de la existencia y el fin último de ella. Esta es la verdad revelada que Dios nos ha dado, ésta es la que el Santo Papa nos recuerda y explica, ésta es la guía fundamental de nuestra existencia en la tierra.

Me pregunto asimismo por qué unos tendremos fe y otros no, por qué para unos es fundamental todo esto y para otros no tanto, o no en lo absoluto, ¿ de qué dependerá ?. Me atrevo a pensar que sólo Dios lo sabe, sólo Él que otorga los dones, y de ahí tal vez la importancia de la difusión de su Palabra para que crezca el conocimiento de su Palabra y por ende, la fe, la fe en la Verdad divina.

Tantos conflictos entre hermanos se aclararían… tantos problemas universitarios, sociales, políticos, tantas cuestiones que involucran a los humanos…tantas desigualdades…injusticias, dolor…

“El Espíritu es también la fuerza que transforma el corazón de la Comunidad eclesial para que sea en el mundo testigo del amor del Padre, que quiere hacer de la humanidad, en su Hijo, una sola familia. Toda la actividad de la Iglesia es una expresión de un amor que busca el bien integral del ser humano: busca su evangelización mediante la Palabra y los Sacramentos, empresa tantas veces heroica en su realización histórica ; y busca su promoción en los diversos ámbitos de la actividad humana. Por tanto, el amor es el servicio que presta la Iglesia para atender constantemente los sufrimientos y las necesidades, incluso materiales, de los hombres”. (2)

Me gustaría, para terminar, que nos interrogáramos, una servidora se incluye, si somos realmente expresión del Espíritu para con los demás, si damos testimonio fidedigno de Jesucristo en nuestra vida real, si hemos entendido la dimensión de la verdad revelada y la expresamos no con palabras sino con actos, la forma suprema de la sabiduría, pues ésta se manifiesta, en última instancia en la praxis, es ahí donde tiene su prueba de fuego.

Ya el viejo Aristóteles mostró cómo la filosofía no es un Sistema Abstracto de Ideas, esto sería ignorar su verdadero significado. La verdadera contemplación filosófica sólo es posible en la integración de theoría y de praxis, de especulación y de vida. La filosofía es un interés de contemplación, pero también, y ante todo, una exigencia eminentemente práctica: es una exigencia de orden ético.

Hago así el llamado, la invitación a ser hermano con los hermanos, a armonizar nuestro corazón con el corazón de Cristo para que amemos a los “otros” como a nosotros mismos, y lleguemos a lavar los pies del que nos necesita tal como él lavó los pies a los apóstoles. Así, en la praxis hablaremos más a los demás, a los de otras religiones, a los que se consideran “ateos”, que con mil palabras, así, la practica mostrará (develará) su verdad.

Carta Encíclica DIOS ES AMOR del Santo Padre Benedicto XVI, p.27. Documentos Pontificios I.
Conferencia del Episcopado Mexicano.
(2) Ibidem, p. 28.

Por María del Pilar Gómez (México)