La respuesta depende de cómo vivimos la fe, o de cómo no la vivimos, o de cómo la rechazamos…. que de todo hay en nuestros tiempos.
La respuesta depende de cómo vivimos la fe, o de cómo no la vivimos, o de cómo la rechazamos…. que de todo hay en nuestros tiempos.
Pero de todas maneras se ve claro que el Evangelio sigue cumpliéndose y que Jesús y los suyos también hoy son "signo de contradicción".
En los últimos tiempos vemos frecuentemente muchos detalles de cómo se oprime e incluso se asesina a los seguidores del Evangelio.
Sabemos, por ejemplo, que de Iraq han tenido que huir cuatrocientos mil cristianos, es decir la mitad de los que había en el 2003; han huido también 15 sacerdotes y se han cerrado 6 iglesias en la capital. En este mismo periodo han asesinado 500 cristianos, un arzobispo, 4 sacerdotes y un diácono.
En uno de los países africanos ordenaron un sacerdote con mucha alegría y fiesta por parte de los cristianos, pero volviendo a sus casas les pusieron una emboscada, los apedrearon, los maltrataron y mataron a algunos.
Todos hemos oído también la cantidad de insultos graves que tanto el presidente Evo Morales de Bolivia como Hugo Chávez de Venezuela han dirigido a los obispos de sus países.
En la nunciatura de este último país ya se han realizados 7 atentados por gente adicta al gobierno el cual, en lugar de brindar seguridad a la sede diplomática de la Santa Sede, como es su obligación, anima a la violencia contra ella.
El último atentado fueron 3 bombas lacrimógenas, una de las cuales cayó en el patio interior de la nunciatura. Los vecinos tuvieron que huir por lo poderosos que eran los gases.
De la misma manera en Caracas, unos desalmados, entraron en la sinagoga judía, rompieron los signos religiosos y dejaron pintadas en el interior del templo.
No es extraño que el cardenal de Bolivia, a quien acusaron de pretender ser presidente de la nación, en estos momentos esté en cuidados intensivos, después de una operación a corazón abierto.
Es dolorosamente interesante, que hayan quitado dos niños a sus abuelos de 59 y 46 años declarándolos incompetentes, para entregarlos a una pareja de homosexuales. El pobre abuelo a quien se agarraba el nietecito desesperadamente, confesó que era "el día peor de mi vida". Esto sucedió en Edimburgo.
Hemos visto cómo en algunos países de Europa han aparecido letreros en los autobuses poniendo irónicamente en duda la existencia de Dios invitando a la diversión. Por suerte también han aparecido otros ómnibus con este mensaje que pertenece a Mahatma Gandhi: "Cuando todos te abandonan, Dios permanece contigo".
En Inglaterra suspendieron a una enfermera bautista por haber insinuado a una paciente si quería que rezara por ella, por haber herido su libertad.
¿Y el precio del cura?, me preguntarás. Pues también.
Ante todo, sabemos que a Cristo, el Sumo Sacerdote, lo tasaron en 30 monedas de plata y lo crucificaron. También en estos días sigue la misma racha inquietante:
En Orissa, al norte de la India, más de cuarenta mil cristianos han tenido que huir y esconderse en las selvas por miedo a las terribles persecuciones y malos tratos. Allí se ha puesto precio a los cristianos: la cabeza de un laico 5,000 rupias; la de una monja 50,000 rupias y la de un sacerdote un millón de rupias.
Si pasamos de estos datos a los sucesos que diariamente leemos sobre las actitudes y acciones de tantos fundamentalistas en el mundo entero y especialmente en África nos daremos cuenta de cómo esta sociedad rechaza y deja indefensas a las personas que tienen como primera obligación (y se esfuerzan por cumplirla) el manifestar que aman a Dios ayudando al prójimo y en especial a los más necesitados.
Está claro que lo que estorba, de hecho, es Dios y la religión.
Todo esto es tanto más doloroso cuanto que ni siquiera en los países en los que se habla de libertad, se levanten voces defendiendo a los inocentes y reclamando la libertad de conciencia a la que todos tienen derecho.
Hace unos domingos nos decía Benedicto XVI: "la peor enfermedad es la ausencia de Dios" "Dios es el Dios de la vida y nos libra de todo mal".
Cuando Dios está todo tiene un precio. Tú mismo eres precioso a los ojos de Dios.
+José Ignacio Alemany Grau, Obispo