¿Qué tan practicantes son los ateos declarados? Pero, del otro lado de la trinchera, para nosotros bautizados, cabe la pregunta ¿somos católicos auténticos?
“Probablemente Dios no existe. Deja de preocuparte y disfruta de la vida” decía en al menos 800 camiones en el Reino Unido a principios de enero de este año, gracias a una campaña impulsada por la Unión de Ateos Librepensadores (UAL) y apoyada por la asociación atea British Humanist Association y por el biólogo y crítico de la religión Richard Dawkins. Dicha campaña busca difundir el ateísmo en Europa y es una invitación a “pensar” según Dawkins. Pero no es de sorprenderse tal acción. El autor del Libro de la Sabiduría –hacia el año 50 a.C.-, se dirige a los creyentes de su tiempo y les alerta en su respuesta de fe en medio de los paganos y escribe: “Los impíos… partiendo de falsos razonamientos sacan estas conclusiones: nacimos por pura casualidad… Vengan pues, gocemos de los bienes presentes, aprovechémonos de todo… que haya vino y perfumes… Que nadie de nosotros falte a nuestras comilonas… Hagamos la guerra al que nos reprende… Pretende conocer a Dios y se proclama hijo del Señor. No hace más que contradecir nuestras ideas, y su sola presencia nos cae pesada” (Cf Sab 1, 16; 2,1-14) También hacen referencia los Salmos “Dijo en su corazón el insensato: <<¡Mentira, Dios no existe!>>” (Sal 14,1)
Sin embargo, hace algunos años Mijail Gorvachov confesó ser un ateo no practicante y lo hizo frente a Juan Pablo II. La pregunta es ¿qué tan practicantes son los ateos declarados? Quizá haya muchos que lo son de verdad. Quizá muchos otros sólo sigan la corriente por estar “al día” o a la moda. Pero, del otro lado de la trinchera, para nosotros bautizados, cabe la pregunta ¿somos católicos auténticos? O somos lo que llaman católicos “no practicantes” que sólo son de nombre y no de vida cristiana; católicos que acuden a la Santa Misa sólo cuando hay quince años o boda –que por cierto llegan tarde-; católicos que preparan la boda pero no se preparan para el matrimonio; católicos fervientes el domingo, pero auténticos paganos entre semana en la seudopolítica de muchos sectores de nuestro país, en el comercio y en la educación; católicos que pretenden vivir en los movimientos pastorales como se vive en los partidos políticos: más en busca de un hueso o peldaño que con auténtico espíritu de servicio; en fin, bautizados que más que cristianizar el mundo van paganizando la Iglesia.
La coherencia es importante, más no determinante. Pues aunque haya un ateo que viva coherentemente con sus convicciones, no quiere decir que viva en la verdad. Eso es su verdad –y muy respetable-. Y el que un católico no viva como tal no quiere decir que el catolicismo sea una mentira. Por tanto, hay que recordar a los católicos y cristianos todos, que Dios no necesita ser demostrado, necesita ser mostrado y frente a un ateo convincente nada puede hacer un cristiano a medias. Luego entonces no hay argumentos para debatir al ateísmo, pues siempre hay un argumento frente a otro argumento. Pero nunca habrá un argumento que eche atrás un estilo de vida; es decir, que frente a la vida auténtica de un verdadero cristiano, no hay nada que pueda contradecir su ejemplo de vida.
“Cuidado, hermanos, que no haya entre ustedes alguien de mal corazón y tan incrédulo como para apartarse del Dios vivo. Más bien anímense mutuamente cada día, mientras dura ese <<hoy>>; que ninguno de ustedes se deje arrastrar por el pecado y llegue a endurecerse” (Heb 3, 12-13) Que así sea. Dios los cuide.
Por Ángel Alvarado