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Hay más valientes de lo que tú piensas

Image Desde el primer momento, se había sentido firme en la fe y aceptó feliz su nueva situación. Más, nunca ha aceptado que nadie le compadezca: "Así lo ha permitido el Señor".

Regresaba de participar en la misa del primer aniversario de su hermana que murió en un accidente muy grave. De pronto el carro en el que viajaba Dukos se accidentó y tuvieron que amputarle las dos piernas.

Desde el primer momento, se había sentido firme en la fe y aceptó feliz su nueva situación. Más, nunca ha aceptado que nadie le compadezca: "Así lo ha permitido el Señor".

Sus familiares dicen que junto a él, nadie puede estar triste ni tener palabras de compasión al verlo joven y limitado. Su fe es firme y madura.

Por eso mismo, cuando vienen los de las sectas les dice con toda claridad que sólo hay una religión, la católica y que no va a cambiar. Pero, si quieren compartir la Palabra de Dios, está bien porque quiere conocerla mejor.

Pues bien. Este buen señor me escribió una carta que me impresionó, por una serie de detalles que espero sabrás apreciar. Pensé, ¿por qué no compartirla?

Así lo hago, recortando sólo algunas cosillas más concretas.

"Disculpe que recién le puedo contestar esta carta dando gracias a Dios por haberme incluido en el Libro de Oro. Gracias por la información de Evangelización Siempre que me envía, que tanto bien me hace y que cada momento me anima a ser más fuerte en la oración por cada uno de nosotros. Sus cartas son un consuelo que me da"

En la Asociación, Evangelización Siempre, llamamos "libro de oro" a un cuaderno especial en el que incribimos a los enfermos graves que ofrecen su oración y sacrificio por nosotros y por la Iglesia. A ellos les escribo periódicamente.)

"Soy una persona con discapacidad desde hace cuatro años. Pero gracias a la fe y esperanza que tengo en la misericordia de Dios, puedo llevar todas estas dificultades que me tocó vivir todo este tiempo.

No me es fácil llevar esta cruz tan pesada y grande pero sé que con su fuerza y, poniendo como mi Roca a nuestro "Padre celestial",  puedo cargar esta cruz. Gracias también a mis padres por los sacrificios, por estar junto a mí, y por entregarse totalmente a mis dificultades y ser fuertes en todo lo que va pasando en nuestras vidas.

Son tiempos difíciles que uno va pasando pero esa es la voluntad de Dios y sé que todos estamos en sus manos. Recibirlo con mucho agrado todo lo que pueda permitir nuestro Padre celestial y así saber hasta dónde somos fieles a Él.

¿Sabe? Aprendí que Él es nuestro alfarero y nosotros su barro y en cualquier momento nos moldea como a Él mejor la agrada."

Como puedes darte cuenta, la limitación que ha sufrido lejos de disminuir su fe le ayuda a vivir con sencillez su pobreza. Él y sus padres están alojados en un pequeño garaje donde, con esfuerzo, buscan superar la situación.

Últimamente le han regalado una silla de ruedas y unas piernas ortopédicas que han puesto un poquito más de luz y posibilidades.

Yo creo que con la fuerza de voluntad de una familia así y con su fe en el Señor, han de superarse incluso en la economía. Lo que sí es cierto es que se trata de un valiente más entre los que construyen el Reino de Dios en este mundo.

No sé que pensarás de esta carta. Quizá te parezca ingenua. Pero Dios es así:

Escribe en el corazón que se deja transformar, un mensaje de valentía, de amor y, de una manera especial, de esperanza en este tiempo en el que hay tanto culto al cuerpo, a lo material, a lo superficial y externo.

Ver feliz a un hombre que está en gran pobreza y limitado físicamente, es un testimonio de que hay Alguien más grande que la felicidad que dan las cosas superficiales.

A mí me ha hecho recordar lo que cuenta San Alfonso sobre Juan Taulero en su librito "La conformidad con la voluntad de Dios".

Juan quería investigar si realmente era feliz "el pobre dichoso" con su cuerpo mitad comido por la lepra. Juan oyó con indescriptible admiración el largo relato del pobre mendigo que después de declarar sus múltiples limitaciones, terminó así:

"Ve, pues, señor, que soy muy feliz, que nunca he tenido un día malo y que poseo cuanto puedo desear."

También la gracia ayuda a este joven Dukos a asimilar que nuestra vida es algo así como la arcilla en manos del alfarero. Con la diferencia de que el Señor no nos quita la libertad que Él mismo nos regaló.

Por José Ignacio Alemany Grau, Obispo (Perú)