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Los jóvenes y el testimonio de la fidelidad

Recién el Papa Benedicto XVI, recordó a las familias cristianas que el primer testimonio que están llamadas a dar es el de la fidelidad. El tema de la fidelidad cruza la historia de la humanidad y hoy urge Su Santidad que lo hagamos presente en el matrimonio, dando así continuidad a su reciente viaje a Croacia en donde clausuró la Jornada Nacional de las Familias.

La fidelidad implica búsqueda, aceptación y compromiso.

En una buena parte de la sociedad actual afloran ideas que contradicen, o mejor dicho destruyen a la familia; una de ellas enfocada a la no necesidad del matrimonio, anteponiendo y/o colocando como primera y única opción el éxito profesional o económico, situación en la que el o la cónyuge representa un obstáculo; el noviazgo se ha llevado a nivel de “relación”, en la que la “convivencia” no implica compromiso de ninguna naturaleza; por otra parte están las “relaciones” ocasionales o casuales conocidas como “free”.

Explicaciones se pueden dar muchas al respecto, no obstante quisiera partir de la convocatoria que nos hacía Juan Pablo II en el inicio de su pontificado: “No tengáis miedo”.

No hay duda que la situación económica ha provocado desde hace algunos decenios la incorporación de la mujer al mundo laboral y profesional; y hemos visto como de la necesidad del doble ingreso en la familia se ha pasado al sentido de la realización profesional de la mujer; hemos visto como en el tema del desempleo el hombre ha salido más afectado que la mujer provocando crisis en varias familias y cuando no hay familia solamente “relación”, se reparten lo repartible y cada quien por su lado, nadie tiene que cargar con nadie; si acaso un juez decidirá quien se queda con el perro.

El matrimonio, visto como alianza, implica mucho más que una “relación”, implica conocimiento profundo, donación de sí, aceptación del otro, apertura a la vida, respeto, proyecto común, todo esto sintetizado en una palabra: Amor

No tener miedo de abrirnos al Amor de Cristo, implica no tener miedo a abrirnos al amor humano, al amor de un hombre o una mujer, según sea el caso, para formar una familia, por la que también se puede caminar en el sentido del desarrollo profesional, de una mejor economía sustentada en el amor solidario y no en el interés individual.

La fidelidad implica ser fiel al amor y renunciar a todas las tentaciones que nos alejan de ese amor, se llame esposa o esposo, hijos, profesión, vocación, …

Podemos construir una visión de un Guanajuato mejor incluyendo en la visión estratégica el tema de la fidelidad a nuestra identidad, a nuestros principios, a nuestros valores, a nuestros ideales, a nuestra vocación como estado integrante de la Nación mexicana. La fidelidad nunca será motivo de arrepentimiento.