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Nunca más violencia

La humanidad toda, con algunas excepciones, anhela la paz; hombres y mujeres de buena voluntad, en todo el mundo, rechazamos la guerra, la violencia, el odio, el crimen y la delincuencia. Somos la mayor parte de la humanidad, los que deseamos y procuramos la sana, justa y buena convivencia entre nosotros y entre las naciones; somos muchos los que unimos nuestras voces a las de Paulo VI, Juan Pablo II y Benedicto XVI cuando pronunciamos vivamente y con firmeza: “Nunca más la guerra”.

Somos mayoría quienes rechazamos toda actividad bélica, los que repudiamos el hambre, la miseria, el aborto, la tortura, la pena de muerte y toda forma de desprecio hacia la persona humana. Este grupo nuestro busca la paz, se alegra con sus manifestaciones y promueve la convivencia humana pacífica, es por esto que es motivo de gran alegría lo que sucedió en Asís, Italia, el pasado 27 de octubre cuando allí se encontraron 300 representantes de las diversas religiones, y de los no creyentes, para participar en la jornada de reflexión, diálogo y oración por la paz y la justicia en el mundo bajo el lema “Peregrinos de la verdad, peregrinos de la paz”. Este encuentro tuvo lugar a iniciativa del papa Benedicto con ocasión del 25º aniversario del primer encuentro interreligioso convocado, también en Asís, por el beato Juan Pablo II, el 27 de octubre de 1986.

Al encuentro en Asís se invitó también a personalidades del mundo de la cultura y de la ciencia que, aunque no se profesan religiosas, se sienten en el camino de la búsqueda de la verdad y son conscientes de la común responsabilidad por la causa de la justicia y de la paz en nuestro mundo.

La mañana del 27 de octubre las delegaciones salieron de Roma en tren junto con el Santo Padre. Al llegar a Asís, se dirigieron a la Basílica de Santa María de los Ángeles, donde tuvo lugar un momento de profundización en el tema de la Jornada. De allí se encaminaron a la basílica de san Francisco, donde el Santo Padre expresó: “Nunca más violencia; nunca más guerra; nunca más terrorismo. En nombre de Dios, cada religión lleve a la tierra justicia y paz, perdón y vida, amor. El acontecimiento de hoy muestra que la dimensión espiritual es fundamental en la construcción de la paz. A través de esta peregrinación única hemos podido entablar un diálogo fraternal, profundizar nuestra amistad y reunirnos en silencio y oración. Después de renovar nuestro compromiso por la paz e intercambiar unos con otros un signo de paz, nos sentimos todavía más involucrados, junto con los hombres y mujeres de las comunidades que representamos, en el peregrinar humano que compartimos. No estamos separados, seguiremos encontrándonos, seguiremos unidos en este camino, en el diálogo, en la construcción diaria de la paz y en nuestro esfuerzo por un mundo mejor, un mundo en que cada hombre, cada mujer y cada pueblo, pueda vivir de acuerdo con sus aspiraciones legítimas. Agradezco a todos los presentes que hayan aceptado mi invitación a venir a Asís como peregrinos de la verdad y de la paz y os saludo con las palabras de San Francisco: -El Señor te de la paz-”.

Al día siguiente, ya de regreso a Roma, en el palacio apostólico del Vaticano, Benedicto XVI recibió a los delegados asistentes a Asís y les dijo: “Reuniones de este tipo son necesariamente excepcionales e infrecuentes, y sin embargo son una clara expresión del hecho de que cada día, en todo el mundo, personas de diferentes tradiciones religiosas viven y trabajan juntas en armonía. Es ciertamente significativo para la causa de la paz que tantos hombres y mujeres, inspirados por sus más profundas convicciones, estén comprometidos en trabajar por el bien de la familia humana. En este sentido, estoy seguro de que el encuentro de ayer nos ha mostrado cuán genuino es nuestro deseo de contribuir al bien de todos los seres humanos, y lo mucho que tenemos para compartir los unos con los otros. Mientras recorremos nuestros respectivos caminos, saquemos fuerzas de esta experiencia y, dondequiera que estemos, continuemos renovados el viaje que conduce a la verdad, la peregrinación que lleva a la paz. ¡Gracias a todos de corazón!”.

Ahora traigamos a México y llevemos a nuestros hogares, escuelas, trabajos e instituciones, ese espíritu de Asís que anima a todos a buscar la paz y a trabajar por ella para conservarla lejana y ajena de todo mal.

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