Home > Espiritualidad > Testimonios > Una editorial católica en Panamá

Una editorial católica en Panamá

Hace 9 años me llamó el Arzobispo. Le había pedido su bendición para un proyecto editorial. Apenas podía creerlo. Me dijo muy animado: «Sigue adelante. Cuentas con nuestra bendición».

A los días fuimos a poner el proyecto bajo el amparo de nuestra Madre Celestial. Era el día de la Virgen del Carmen, un 16 de julio. Estábamos Vida, mi esposa, y yo, muy temprano ese día ofreciéndole nuestros afanes.

La editorial se llamaría: Ediciones Anab, por nuestra hija Ana Belén.

Empezamos con 4 libritos que armamos en casa. No imaginas la felicidad cuando tuve el primer ejemplar en mis manos. Estaba descuadrado, mal impreso, pero era el inicio de un sueño que se hacía realidad. Recordamos las palabras de san Josémaria Escrivá: «Soñad y os quedaréis cortos» y nosotros quisimos soñar en familia, juntos.

Todo era tan escaso en esos días.

Los pequeños «milagros cotidianos» no se hicieron esperar. La Providencia llegó a manos llenas y pudimos avanzar.

Editábamos los libros sin tener recursos, imaginando nuestros bolsillos con suficiente dinero para pagar estas deudas. Lo impresionante es que siempre llegó el dinero justo. Como la vez que debíamos $500.00 para unas portadas. Fui al Sagrario y le dije a Jesús: «Es tu editorial, a ver qué haces». Al día siguiente me escribieron de una editorial en Brasil que deseaba traducir uno de nuestros libros al portugués. Nos estaban enviando $500.00 para pagar los Derechos de Autor. Fue increíble. O aquél joven Evangélico que  me dio una ofrenda  para que siguiéramos adelante porque le pareció que valía la pena lo que hacíamos.

Este año, hemos publicado 49 libros, con los bolsillos vacíos y el corazón lleno de confianza.

La mayoría de nuestros libros han superado 15 ediciones. El Gran Secreto, lleva 25. Estamos presentes en librerías de España, República Dominicana. New York, Miami, Puerto Rico, Colombia, Nicaragua…

Si el Buen Dios lo permite, entraremos en Venezuela, México, Argentina y Costa Rica antes de noviembre.

Mientras escribo escucho una sonata de Mozart y comprendo que el tiempo pasa muy rápido. Hay que apurar el paso. Quedan muchos libros por escribir, países para llegar.

El 16 de julio como todos los años fuimos Vida y yo a visitar a la Virgen, para agradecer sus cuidados maternales y los favores de los grandes amigos que a lo largo de este tiempo nos han brindado su apoyo y sus oraciones. Sobre todo a San José, nuestro Padre y confidente.

www.edicionesanab.net