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¿Qué dice la Iglesia sobre el reiki?

La Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) continúa con sus colaboraciones en el portal católico Aleteia, aportando asesoramiento en torno al fenómeno de la nueva religiosidad y sus diversas expresiones culturales. En esta ocasión el que contesta a la pregunta “¿Qué dice la Iglesia sobre el reiki?” es Roberto Federigo, experto argentino en sectas y miembro de la RIES.

Respuesta global

La Iglesia no apoya la práctica del reiki, en primer lugar porque desde la fe cristiana no comparte la cosmovisión espiritual orientalista, y en segundo lugar por considerarla una técnica que no puede demostrar su efectividad científicamente.

Referencias

1. El reiki se presenta como un método de sanación a través de energías y parte de la base de que todo lo existente es energía.

El reiki, creado en Japón por Mikao Usui (1865-1926), dice ser un método de sanación que utiliza la “energía universal de vida” y una conjunción de dos energías muy poderosas. La primera energía sería guiada por una conciencia superior que algunos llaman “Rei” (Dios) o su propio “ser superior”, es decir, no sería producida por el sanador sino por el mismo ser superior. La otra energía, la personal, la que movería al ser humano, es llamada “Ki”.

Quien practica reiki considera que todo lo existente es energía, desde el pensamiento hasta los elementos y nosotros seríamos por ende una irradiación de esa energía. Según esta concepción, el “campo electromagnético” que produce la energía que nos rodea está compuesto por varias capas que nos envuelven y a lo largo de nuestras vidas se va nutriendo de traumas y problemas emocionales que quedan atrapados en él como en una red, produciendo bloqueos en el flujo de la energía universal de vida. Esta energía supuestamente esencial para la vida, e incluso más importante que el aire y el agua, se estabilizaría mediante la sanación reiki, que ayuda al flujo de la misma a desbloquear los problemas energéticos que serían los indicadores de la enfermedad física.

El reiki tiene cinco principios que aparecen como una supuesta guía para los “canales” (reikistas) y fueron establecidos por Mikao Usui y otras personas como el Dr. Hayashi y la Sra. Takata. Son estos:

1- Sólo por hoy, no te enojes.

2- Sólo por hoy no te preocupes.

3- Honra a tus padres, maestros, y ancianos.

4- Gana tu vida honradamente.

5- Demuestra gratitud a todos los seres vivientes.

2. El tratamiento consiste en la colocación de las manos sobre el cuerpo humano para que la energía fluya, cure e incluso conecte con guías espirituales.

Al colocar las manos sobre el cuerpo del paciente, el reikista permitiría que la energía mane entre dos o más personas con el único propósito de compartir la sanación. El reiki también puede auto-aplicarse. Ante una zona considerada de interés, se pueden mantener las manos sobre ella durante el tiempo que se considere necesario.

Los sistemas varían de acuerdo al reikista, pero mayormente se trabaja en una primera sesión llamada “limpieza de los 21 días”, durante los cuales se supone que la energía trabaja limpiando los chakras (centros de energía inmensurable situados en el cuerpo humano, según algunas culturas de Asia) comenzando por el chakra raíz y culminando por el de la corona. Esta energía fluiría tres veces a través de los chakras en el transcurso de tres semanas y después se efectuaría un “alineamiento” en el que la energía trabajaría a un nivel mayor.

Algunos reikistas consideran que además de curar, el reiki ayuda a conectarnos con nuestros “Guías Espirituales”.

3. Se basa en una cosmovisión espiritual orientalista panteísta y está influido diversas religiones y prácticas.

Antes de la llegada de la filosofía budista a Japón, existía en esas islas un tipo de religiosidad primitiva, similar a otras de distintos pueblos arcaicos, que se denominó sintoísmo en el siglo VIII para diferenciarla del budismo. Surgió del culto a la naturaleza de las religiones populares. Esto se refleja en ceremonias que invocan a los poderes misteriosos de la naturaleza. En 1945, el sintoísmo estatal (que creía al emperador descendiente del dios sol) perdió su rango oficial y en la actualidad el culto es privado.

El budismo fue fundado por Gautama (563-483 a.C.) y es una religión filosófica, aunque en sentido estricto es más una filosofía, porque Gautama negó la utilidad de cualquier deidad. Basa sus creencias en que el sufrimiento (dukkha) es causado por los deseos y se necesita eliminar el deseo para eliminar el sufrimiento. Esto se lograría mediante la finalización de las sucesivas reencarnaciones a través de la óctuple senda y su culminación en el nirvana (desatar) o la liberación espiritual.

La cosmovisión espiritual orientalista (hinduismo y budismo) es panteísta. El panteísmo es una doctrina que enseña que Dios es la sustancia de todas las cosas, o sea que “todo es Dios” (inmanencia). La síntesis de esta doctrina aplicada a las religiones orientales citadas es la creencia en el Atman o alma espiritual del hombre y el Brahman, Dios sin forma o espíritu del mundo. Es decir, que para el concepto religioso orientalista, Dios sería una energía y nosotros parte, reflejo o pedazos materiales de esa energía cósmica.

Tanto en los upanishad hinduistas como en la creencia vajrayāna, tántrica o esotérica del budismo tibetano, se menciona y se cree en la existencia de los seis puntos energéticos ubicados en distintas partes de nuestro cuerpo llamados chakras (círculos). Estos formarían parte de un cuerpo de energía sutil y serían más sutiles que el cuerpo físico. Su estado de equilibrio se reflejaría en nuestra salud física y mental y la energía reiki estabilizaría esos centros energéticos.

Mikao Usui no fue ajeno a las influencias de estas religiones y prácticas, y además fue un “monje cristiano”. La utilización de la técnica reiki como sistema de curación puede tener sus orígenes en la época en que Japón vivía la apertura cultural y en la influencia de las religiones orientales ya citadas más las del “nuevo pensamiento” occidental (entre otras) que promovieron la creación de muchos nuevos movimientos religiosos japoneses (shinshūkyō) ya desde fines del siglo XIX.

4. El reiki no es una ciencia: su conocimiento se alcanza mediante una cierta forma de iluminación. Se presenta como una manera para curar enfermedades físicas, pero su tratamiento no es comprobable.

El conocimiento científico se resume en tres cualidades: general, social y legal. La general se refiere a la validez de la experiencia, que puede repetirse y nutrirse de conocimientos generales y no individuales.

La social hace referencia a que ese conocimiento pueda ser comunicado de manera que cualquier persona con capacidad y empeño pueda acceder a él. Esta característica distingue a la ciencia tal como se conoce en Occidente de los conocimientos que integran las doctrinas esotéricas, como el yoga o el zen, los cuales no podrían comunicarse a través del lenguaje, sino sólo alcanzarse mediante una cierta forma de iluminación.

La tercera cualidad del conocimiento científico, la legal, hace referencia a las leyes que integran las ciencias y la aplicación práctica de las ciencias que constituyen la técnica. Seguramente algunos reikistas y sus “pacientes” no atribuyen al reiki el carácter de ciencia, pero afirman que cura enfermedades físicas, y desde la ciencia sólo pueden hacerlo las médicas.

El reiki no es una ciencia, no es factual, no puede diagnosticar, su tratamiento no es comprobable, no previene y no aporta pruebas ni puede refutar otros resultados obtenidos por la ciencia. Por su carga orientalista, posee determinismo filosófico, ya que determina que las consecuencias son causales (causa-consecuencia) y nada ocurriría por azar.

Un punto más a destacar es su sobrenaturalismo, porque considera en su práctica la mediación de fuerzas no pertenecientes al ámbito científico, lo que lo haría saltar de su campo pretendido.

5. Es una práctica mágica sanadora y como tal está aferrada en la superstición y sus efectos son inexistentes.

El ser humano primitivo alcanzó una etapa en que creyó, mediante diferentes prácticas, poder apaciguar y controlar las fuerzas de la naturaleza a través de la magia o teúrgia (hechicería). El reiki dice administrar y dominar una “energía universal de vida” que proviene de una conciencia cósmica (a la que muchos llamarían Dios) y que bien utilizada puede curar enfermedades físicas.

En el estudio de la mente religiosa primitiva será útil puntualizar que en ocasiones se equipara religión y magia al no haber evidencias realmente demostradas para determinar una disociación entre ese concepto religioso primitivo y la misma magia.

Se ha manifestado que religión y magia son lo mismo, y que la dualidad magia-religión es posterior a un período más primitivo en el que ambas prácticas se hallaban involucradas. Frazer sostuvo que la magia sería más antigua que la religión y alegó que aquella es un fenómeno mágico y no religioso. Así, la religión involucra al hombre en un vínculo de reciprocidad desigual con la divinidad, manifestación propia del hecho religioso, mientras que la magia no se detiene en la adoración de ningún ser. La influencia orientalista (budista) en el reiki desplaza a toda deidad supliéndola con esa fuerza o energía cósmica, esa conciencia que se dice que actúa mediante el reiki.

El reiki no se diferenciaría demasiado de una práctica “chamánica” o “druídica”, exceptuando que no utiliza ninguna medicina o brebaje alucinógeno. Asimismo dice no ser ni querer reemplazar la medicina tradicional o alópata. La medicina alópata es la terapéutica cuyos medicamentos provocan en el organismo sano fenómenos distintos de los que caracterizan las enfermedades en que son empleados y es científica porque es conocimiento verdadero de las cosas por sus principios y causas (cuerpo de doctrina ordenado y formado con sujeción a un método que constituye un ramo particular del saber humano).

Considerando que no es y dice tampoco querer reemplazar a la medicina tradicional o alópata y carecer de sustentación científica (aunque afirma sanar y considerarse terapia alternativa) ni tampoco una religión (a pesar de que atribuya sus resultados a una energía sobrenatural a la cual algunos conocerían como Dios o su propio “ser superior”), se concluye que el reiki encajaría entonces en la definición de una práctica mágica sanadora. El reiki dice administrar y trasmitir una supuesta energía sobrenatural para un beneficio, y el supuesto control de una fuerza de igual naturaleza para diversos fines se conoce como magia.

La magia es concebida en el pensamiento del hombre primitivo y de los niños. Se encuentra aferrada en la superstición popular y aunque es llevada a la práctica y creída por algunas personas, sus efectos son inexistentes.

6. Su pretendido efecto curativo dista mucho del concepto cristiano de curación por la gracia, por imposición sacramental o la oración.

El acercarse a la práctica del reiki induce al abandono de la adoración a Dios. La magia es superstición y ésta es ajena a la fe (y a la ciencia) desviando la creencia por un camino equivocado.

Respecto al pretendido efecto de curación del reiki, el concepto cristiano de “curación por la gracia divina”, por imposición sacramental o la oración, también dista mucho de la “energía universal de vida” que dice administrar el reiki de manera individualista y confusa sobre la proveniencia de esa supuesta energía.

La superstición nace de la ignorancia y esa ignorancia también puede llevar al alejamiento de la “curación por poderes naturales” (medicina tradicional) pudiendo la persona utilizar el reiki no sólo como terapia alternativa complementaria, sino como terapia única, poniendo en riesgo (quizás aún más) su salud. Varios obispos de la Iglesia han dicho que el reiki “no sería apropiado para las instituciones católicas”.

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