Como usted sabe, Benedicto XVI renunció al ministerio como Papa al frente de la Iglesia el pasado 28 de febrero a las 8 pm, según él mismo lo había anunciado, decisión que tomó con total libertad y para el bien de la Iglesia, al considerar que ya no tiene el vigor del cuerpo y del espíritu para esa misión.
Nos encontramos, por este motivo, con Sede vacante de Papa en la Iglesia; pero no quiere decir que la Iglesia esté acéfala, sin cabeza, sin autoridad. Cristo sigue siendo el Pastor supremo de la Iglesia y la sigue conduciendo con la presencia del Espíritu Santo. En lo humano y administrativo, quienes están al frente de la Iglesia son los Cardenales, los cuales desde el pasado lunes 4 de marzo se han estado reuniendo una o dos veces al día –cada sesión se llama congregación- para tratar diversos asuntos en estudio, reflexión y oración.
A las congregaciones que se están teniendo desde el pasado lunes, asisten todos los Cardenales presentes en Roma, mayores o menores de 80 años. Dichas congregaciones les están ayudando a conocerse más entre ellos, a reflexionar y orar ante la situación de la Iglesia en el mundo actual. Están preparándose al cónclave “con seriedad, a fondo y sin prisa”, dejándose conducir por el Espíritu Santo. Lo están haciendo en armonía y comunión.
Es probable que el día de hoy, jueves, ya lleguen los dos Cardenales que faltan y que han anunciado asistir. Al cónclave entrarán sólo los Cardenales que tenían menos de 80 años al momento de declararse la Sede vacante.
Nos corresponde, como bautizados, orar por los Cardenales, para que sean dóciles al Espíritu Santo en la elección del nuevo Papa, el que Dios ya tenga en su corazón. Es intrascendente hacer indagaciones sobre los Cardenales papables, lo mismo que si convenga o no que sea de determinado continente, nación o color. Corre un dicho romano muy pertinente: el que entra como Papa –o sea aclamado para Papa por los medios de comunicación o porque él así lo esté anhelando- sale como Cardenal, o sea no sale elegido.
Pero sí es adecuado anhelar determinados rasgos para el nuevo Papa. De hecho en las oraciones para la elección del Papa, le pedimos a Dios: “concede a tu Iglesia un Pontífice que te agrade con su santidad de vida y se consagre enteramente al servicio de tu pueblo”. También le pedimos “un Pastor santo que ilumine a tu pueblo con la verdad del Evangelio y le sirva de ejemplo con su vida.” Son aspectos básicos, que el Papa viva plenamente inmerso en Dios, pero también en total cercanía y entrega a su pueblo, rasgos que cada uno de los últimos Papas ha vivido plenamente. Ahora bien, esto nos compromete también a los Obispos, pues dichas oraciones son las mismas que se usan cuando hay Sede vacante en la Diócesis y para la elección del Obispo.
La Iglesia es una organización de seres humanos concretos, incluidos los Obispos, Cardenales y el Papa, pero con finalidad de tipo espiritual y pastoral, conducida por Cristo y su Espíritu para continuar la evangelización en el mundo.
Seguimos en el Año de la fe. En la fe vivamos este proceso hacia la elección del nuevo Papa. Pidamos por la Iglesia, por todos los que la formamos, para que sepamos ser mejores discípulos, testigos y misioneros de Jesucristo y que todos y unidos sepamos afrontar los retos de la nueva evangelización. Los jóvenes y adultos involucrémonos mental, afectiva y espiritualmente; esmerémonos en explicar a los pequeños para que ellos también se sientan pertenecidos en el proceso, pues igualmente son parte de la Iglesia.
+ Rodrigo Aguilar Martínez
Obispo de Tehuacán