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Inicia el Cónclave

Si el cónclave que elegirá al sucesor de Benedicto XVI será largo o corto, no se puede afirmar con antelación, pero si puede calcularse que no sería largo si en un primer momento de su desarrollo los cardenales tomaran los acuerdos necesarios para evitar elegir a quienes superen 71 años de edad. Es claro que luego de la renuncia del papa Ratzinger y de la prolongada enfermedad y agonía del papa Wojtyla, sería conveniente elegir a un Romano Pontífice que mantuviera por largo tiempo las fuerzas que se mermaron en sus antecesores, cosa de la que ambos dieron cuenta, Juan Pablo II con su evidente sufrimiento físico y Benedicto XVI en el anuncio de su renuncia. Con esta primera consideración, el número de candidatos se reduce, de golpe, a 51.

Otro acuerdo a considerar entre ellos, que también reducirá el tiempo del cónclave, es limitarse a elegir candidatos exclusivamente de entre los 67 cardenales creados por Benedicto XVI, cardenales que son ajenos al tiempo en que el cardenal Ángelo Sodano estuvo al frente de la Secretaría de Estado, pues ahora se sabe que él encubrió los pecados y delitos de Marcial Maciel a fin de que Juan Pablo II no actuara en consecuencia. Al encubrimiento del caso Maciel se sumaron otros que a su vez aprovecharon el silencio de la Secretaría de Estado. El deleznable asunto de la pedofilia, que sin embargo de las acciones emprendidas por Benedicto XVI, ensució el rostro de la Iglesia durante lo que va del siglo XXI, es cosa que debe atenderse desde el Colegio cardenalicio, especialmente ahora que los cardenales tienen voz y también tienen voto. Así, es claro que fijarán su atención en un cardenal ajeno a los ambiente curiales de aquel tiempo ya pasado. Con esta segunda consideración, se elimina, de golpe, a 48.

Toda vez que se hayan tomado ambas precauciones, los 115 cardenales tendrán más sencillo el sondeo porque el número de candidatos se reducirá de inmediato a menos de la mitad. La nacionalidad no será considerada en lo absoluto, con excepción de los europeos, pues no sería prudente que el poder del Cielo en la tierra recayera en los Estados Unidos, único poder que por ahora no tienen los norteamericanos y que no deben tener. Tampoco hay posibilidades para los latinoamericanos, porque la verdad es que, de dos mil años de cristianismo, América no tiene más de una cuarta parte, a partir de que hace 481 años la Virgen de Guadalupe trajo a su divino Hijo a este continente.

Si de entre los europeos viniera el nuevo Papa, el número se reduce, también de golpe, a 25; siempre sin considerar nacionalidades, pues la decisión en cada cardenal, al escribir su voto, es más seria de lo que suele pensarse y va más allá de considerar que la Iglesia necesita a un italiano o un francés o un español. No imagino al Sucesor de Pedro seguro de que conduce la barca sólo porque le tocó nacer en Italia o en Francia o en España.

En estos días, al término de la tercera Congregación General de cardenales, le llamé por teléfono, a Roma, al cardenal Juan Sandoval Íñiguez, arzobispo emérito de Guadalajara y uno de los tres cardenales mexicanos electores. Me dijo que, durante las Congregaciones, el Colegio cardenalicio se dedica a “estudiar la problemática de la Iglesia, para preparar todo lo relativo al cónclave, hablando de los problemas de la Iglesia y preparándolo”. También me dijo que por ahora “no se dicen nombres, nunca se dicen. Cada uno de nosotros va escuchando los problemas de la iglesia, los retos que enfrenta en el mundo actual… y así es como se va formando la idea de quién sería el nombre sugerido por Dios”.

A mi pregunta sobre cuándo pudiera conocerse la fecha de inicio del cónclave, el cardenal Sandoval me respondió que “todavía no hay fecha” y agregó que “seremos los miembros del Colegio cardenalicio quienes determinemos cuándo comience el conclave, y creo que esta semana se fija, tal vez en dos o tres días”. También me hizo notar que está “participando en un momento muy señalado, muy especial de la Iglesia de Dios, en un segundo cónclave para mí”.

Largo o breve, los creyentes en Cristo confiamos en que el cónclave es asistido por el Espíritu de Dios, pues como me dijo el cardenal antes de despedirnos: “Vamos a elegir al que Dios tenga preparado, a ese elegiremos con la gracia de Dios y la luz del Espíritu Santo. Recen mucho por nosotros”.

Para que el proceso inicie faltan unas horas; para conocer al elegido faltan unos días…