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La estrategia geopolítica de Francisco

El papa Francisco, además de su humildad y sencilla elocuencia, ha sorprendido por su habilidad estratégica política, que se hizo notable desde que logró evitar el bombardeo que Estados Unidos tenía previsto sobre Siria a partir de que el 31 de agosto de 2013 Barack Obama autorizara el uso de la fuerza militar. A la semana siguiente, el 6 de septiembre, los países del G20 se reunieron en San Petersburgo, Rusia, en la Cumbre que trataría, como tema principal, la intervención militar en Siria.

Dos días antes de San Petersburgo, el 4 de septiembre, el papa Francisco hizo llegar una carta al presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, en la que expresó: “Su presidencia del G20 durante el año en curso ha asumido el empeño de consolidar la reforma de las organizaciones financieras internacionales y de llegar a un consenso sobre los estándares financieros adecuados a las circunstancias actuales” y enfatizó que “las guerras constituyen el rechazo práctico a comprometerse para alcanzar esas grandes metas económicas y sociales que la comunidad internacional se ha dado… Lamentablemente, los muchos conflictos armados que aún hoy afligen el mundo nos presentan, cada día, una dramática imagen de miseria, hambre, enfermedades y muerte. En efecto, sin paz no hay ningún tipo de desarrollo económico. La violencia no lleva jamás a la paz, condición necesaria para tal desarrollo”. Con estas primeras palabras el Santo Padre consiguió atraer la atención del presidente Putin.

Pero la acción emergente de Francisco debía alcanzar sus objetivos, así que en la carta mostró el desastre que sobrevendría si en la Cumbre se votara en favor de una acción militar: “El encuentro de los jefes de Estado y de Gobierno de las veinte mayores economías, que representan dos tercios de la población y el 90% del PIB mundial, no tiene la seguridad internacional como su objetivo principal. Sin embargo, no podrá prescindir de reflexionar sobre la situación en Oriente Medio y en particular en Siria. Desgraciadamente, es doloroso constatar que demasiados intereses de parte han prevalecido desde que empezó el conflicto sirio, impidiendo hallar una solución que evitara la inútil masacre a la que estamos asistiendo. Que los líderes de los Estados del G20 no permanezcan inertes frente a los dramas que vive ya desde hace demasiado tiempo la querida población siria y que corren el riesgo de llevar nuevos sufrimientos a una región tan probada y necesitada de paz. A todos y cada uno de ellos dirijo un sentido llamamiento para que ayuden a encontrar caminos para superar las diversas contraposiciones y abandonen cualquier vana pretensión de una solución militar”.

Además de la carta, Francisco convocó a una Jornada mundial de ayuno y oración por la paz en Siria, el 7 de septiembre de 2013, en la Plaza de San Pedro del Vaticano. Por su parte, el presidente Putin logró que Siria entregara en resguardo su armamento, y el G20 retiró su apoyo a Obama.

Pasado el peligro, el papa Francisco y el presidente Putin, tras desactivar las pretensiones de Obama y evitar el desastre humanitario previsto por el Santo Padre, se reunieron en el Vaticano el 25 de noviembre. Ese mismo día Obama ordenó el cierre de la embajada de Estados Unidos ante la Santa Sede, aunque tuvo que reabrirla, evidentemente tras el consejo de sus asesores.

El antecedente de todo esto radica en que Estados Unidos pretendía una gran división geopolítica del mundo, como lo consiguió hace 60 años, aunque ahora mediante una fractura en la región Pacífico-oriental y Oriente Medio con la intención de retomar la hegemonía económica, política y militar además de reactivar su golpeada economía.

Tras la decidida intervención de Francisco en la Cumbre del G20 el mundo se está reagrupando, ya no a partir de las pretensiones de EEUU sino en un eje de gran influencia con el liderazgo de la Santa Sede. En este nuevo panorama mundial el cristianismo se vuelve a colocar como sostén ideológico de occidente tras la reagrupación de varias naciones, incluso no cristianas, bajo la tutela de la diplomacia internacional que ha caracterizado a la Santa Sede en la solución de diversos conflictos internacionales.

El papa Francisco, por su parte, ahora recibe en el Vaticano a los Jefes de Estado que no quieren quedar al margen de la génesis de esta nueva geopolítica mundial: el presidente de Francia, Francois Hollande, el 24 de enero; la presidente de Brasil, Dilma Rousseff, el 21 de febrero; el presidente de EEUU, Barack Obama, el 27 de marzo; la reina de Inglaterra, Isabel II, el 3 de abril; y los que seguirán pasando lista durante los próximos meses…

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