27 de abril de 2014 -segundo Domingo de Pascua, de la Divina Misericordia- la fecha que dio a conocer el papa Francisco durante el Consistorio del 30 de septiembre de 2013 para la canonización de los papas beatos Juan XXIII y Juan Pablo II.
Por primera ocasión, en dos mil años de Iglesia, son canonizados dos papas juntos. Francisco decidió que no era necesaria la comprobación de un segundo milagro para que Juan XXIII fuese canonizado, según dio a conocer el cardenal Angelo Amato -Prefecto de la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos- para quien el papa Francisco “continúa la ola de la bondad de Juan XXIII y la gran misericordia de Juan Pablo II y las une en la simplicidad del acercamiento con los fieles, la sonrisa continua, perenne, el estrechamiento de manos y los abrazos”.
El breve pontificado de Juan XXIII, entre 1958 y 1963, se puede definir a partir de cuatro características principales:
-El restablecimiento de la actividad regular de los organismos de la Curia Romana.
-Cambios en la Iglesia para adecuarse a la modernidad de los tiempos, pues aunque fue elegido Sucesor de Pedro a los 77 años de edad, demostró una gran visión de cambios a la modernidad, que reflejó en ocho encíclicas y en tres exhortaciones apostólicas.
-Promoción de la paz, que dejó plasmada en sus encíclicas Mater et Magistra, de 1961, y Pacem in terris, de 1963; y en su decisiva intervención en la solución a la crisis de los misiles durante la Guerra Fría, en octubre de 1962. Con su frase “La justicia se defiende con la razón y no con las armas; no se pierde nada con la paz y puede perderse todo con la guerra” inmortalizó su compromiso en favor de la paz.
-Celebración del Concilio ecuménico Vaticano II como una oportunidad real de debate para revisar los cambios que tendrían que implementarse en la Iglesia.
El amor que los fieles de todo el mundo profesaban a Juan XXIII, y su reconocimiento de santidad, quedó patente durante sus funerales en la exclamación popular de canonización inmediata.
Por su parte, el pontificado de Juan Pablo II, entre 1978 y 2005, el tercero más largo de la Iglesia, reune muchísimas características, pues a lo largo de sus 27 años concretó gran cantidad de iniciativas. Algunas características primordiales son:
-Volver a colocar a la evangelización en el centro de la Iglesia mediante la “Nueva Evangelización”, establecida en las encíclicas Redemptoris Missio y Redemptoris Hominis.
-Una doctrina positiva y atractiva de la sexualidad, aunque firme ante las propuestas relativistas, a través de las catequesis de la “Teología del cuerpo”.
-El Catecismo de la Iglesia Católica y el Código de Derecho Canónico, dos invaluables herramientas para el conocimiento de la Fe y de la vida de la Iglesia.
-Enseñanza y aplicación de una Doctrina social fuerte y poderosa, capaz de señalar los errores del Comunismo y del Capitalismo, al punto de haber sido elemento fundamental en la liberación de Polonia, en el fin del Comunismo y en la caída del Muro de Berlín.
-Reconocimiento de la importancia de las Iglesias Orientales y firmes esfuerzos por su reunificación con la Iglesia de Roma.
-Firmeza ante el Relativismo moral a través de la encíclica Veritatis Esplendor y rechazo de las tesis morales incompatibles con la moral cristiana.
-La teología del cardenal Joseph Ratzinger al frente de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe y el sensato tratamiento a los errores sincretistas de algunos teólogos mediante la Declaración Dominus Iesu.
-Recuperación y promoción de la devoción mariana en prácticamente todos los documentos apostólicos y mediante la encíclica Redemtoris Mater.
-La revaloración de san José como el Custodio de Jesucristo y de la Sagrada Familia, mediante la Exhortación apostólica Redemptoris Custos.
-El anuncio del Evangelio llevado personalmente a todo el mundo en sus viajes internacionales, que se tradujeron en entusiasmo de las iglesias particulares y en el establecimiento de relaciones diplomáticas con muchas naciones más, entre ellas México.
-Promoción y florecimiento de movimientos laicales que plantearon nuevas formas de expresión y de vivencia de la vocación a la santidad.
-El encuentro personal con los jóvenes a través de las Jornadas Mundiales de la Juventud, que atrajeron nuevas y gran cantidad de vocaciones.
-Sus últimos años, de ancianidad, enfermedad y sufrimiento ofrecidos como sacrificio por la Iglesia y como un vivo testimonio del valor cristiano del sufrimiento y de la dignidad humana.
De cierto… de las características del pontificado de Juan Pablo II, la que permanece presente es su recuerdo imborrable en quienes que de alguna manera estuvimos cerca de él.