Dinamarca es un pequeño reino del norte de Europa donde prácticamente todo se vale: eutanasia, uniones gays, aborto, etc. Sólo hay algo en lo que el 76% de los daneses están en contra: el sexo de humanos con animales. Por lo tanto el gobierno danés ya anunció un proyecto de ley que será aprobado en 2015 y que prohibirá jurídicamente la zoofilia.
No ha pesado tanto en la determinación el parecer de ese 76% de daneses cuanto una motivación más simple: «Constituye un ataque hacia el animal dado que se trata de sexo no consentido», subraya Dan Jorgensen, ministro de agricultura de la corona danesa.
Más allá de lo anecdótico de estas nuevas medidas no deja de ser incluso un tanto risible el hecho de que se deba apelar a las leyes para impedir algo que la misma naturaleza humana y el más elemental sentido común dicen al hombre: que no está hecho para ese tipo de relaciones sexuales.
Un reportaje del Mail Online (cf. «Sex with animals banned in Denmark after outcry over legal loophole: Minister acts after country became magnet for sex tourists», 13.10.2104) refería que el país de la famosa sirena de Copenhagen se estaba convirtiendo en un imán para el turismo sexual a la caza de prácticas zoofílicas con lupanares de animales incluidos.
No debería pasar tampoco inadvertido que aunque un 76% de daneses aprueban el camino emprendido por las leyes de Dinamarca hay un 24% de la población que no lo aprueban o se muestran indiferentes. Considerando que Dinamarca tiene poco más de 5 millones y medio de habitantes, no es insignificante pensar que una cuarta parte de la población no se suma a la prohibición de esas prácticas en breve vetadas.
No obstante, Dinamarca se sumará así a un listado de países en los que se ha tenido que llegar a legislar en esta misma materia con medidas punitivas: Francia, Bélgica y Holanda. El penúltimo país en prohibir el sexo con animales fue Alemania, en 2012, y el último Suecia, en abril de 2014. En Alemania el argumento fue que no se podía obligar a un animal a comportarse como de otra especie.
El gran pensador Boecio afirmaba que toda conducta inmoral es una degradación que sólo puede afectar al hombre. Y es que el hombre tiene eso que los animales no: inteligencia. Por eso también decía Boecio que con cada acto inmoral el hombre se degrada más que las bestias. Ya lo decía también Albert Camus: «el hombre es la única criatura que puede negar ser lo que es».
Por Jorge Enrique Mújica | «LinkNewsAgency»: News about religion, Church, life and family in media on Twitter