Ya lo precisó en su momento, no le gusta hablar de “Iglesia de Francisco”. Para él resulta claro: la Iglesia es de Cristo y la guía el Papa, como su vicario. Pero los periodistas tenemos el vicio de la simplificación, obligados por los títulos cortos y los fugaces despachos noticiosos. Por eso es difícil resistir la tentación de titular: La Iglesia de Francisco en 15 cardenales. Porque los purpurados que el pontífice creará formalmente el próximo 14 de febrero, y cuyos nombres dio a conocer él mismo hoy, forman parte de un mosaico que refleja hacia dónde quiere conducir a la Iglesia: Sin protocolos ni normas cortesanas de poder, privilegiando a los pastores cercanos al pueblo de Dios, poniendo a las periferias geográficas y del sufrimiento en el centro.
En realidad la lista incluye 20 cardenales, pero los que cuentan son 15. Se trata de aquellos que tienen menos de 80 años. Son “electores” y estarían habilitados a ingresar en un cónclave y elegir un futuro Papa. Los restantes cinco son “eméritos”, personajes que recibirán el birrete colorado por su destacado servicio a la Iglesia.Todos los nombres se pueden leer al final de este post.
De la elección de aquella decena y media se desprenden varios mensajes lanzados por el Papa. Apenas sólo uno de todo el grupo es funcionario de la Curia Romana. Se trata de Dominique Mamberti, nombrado hace poco prefecto de la Signatura Apostólica. El resto está compuesto por arzobispos y obispos residenciales, es decir pastores que ejercen su ministerio con gente de verdad y no en la burocracia de la Iglesia. Su distribución geográfica es diversa: Cinco provienen de Europa, tres de Asia, tres de América Latina, dos de Asia y dos de Oceanía.
En total 14 nacionalidades distintas. Seis de estos países no tenían ahora cardenales y algunos nunca antes habían contado con un purpurado, como es el caso de Cabo Verde, Tonga, Myanmar y Panamá. Francisco reconoció también varios obispos de diócesis secundarias y hasta pequeñas comunidades católicas. Al hacerlo indicó que la Iglesia tiene horizontes amplios y en ella no sólo destacan los grandes, los importantes o los tradicionales. Mensaje reforzado por su decisión de ignorar completamente la existencia de las “sedes cardenalicias”.
Se trata de demarcaciones eclesiásticas que -por historia o tradición- eran guiadas siempre por cardenales. Una regla no escrita que se había mantenido vigente, en mayor o menor medida, en los anteriores pontificados. De ella quedan pocos rastros, a fuerza de ejemplos concretos. En Italia existen dos clamorosos: los arzobispos de Turín y Venecia, Cesare Nosiglia y Francesco Moraglia respectivamente. Aunque guían arquidiócesis grandes e históricamente renombradas, ellos fueron marginados de los birretes colorados. Al contrario, el Papa optó por los pastores de las mucho menos destacadas diócesis de Ancona y Agrigento. En esta última se encuentra la isla de Lampedusa, la “última frontera” de Italia y donde se acogen diariamente a miles de migrantes que cruzan el Mar Mediterráneo a bordo de barcones.
Algo similar ocurrió en México, con la sede cardenalicia de Monterrey. Allí sorpresivamente Francisco se decantó por Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia en Michoacán y no consideró al regiomontano Rogelio Cabrera López.
Al mismo tiempo el Papa decidió si respetar una regla no escrita, aquella según la cual no se otorga el cardenalato a un arzobispo cuyo predecesor, también purpurado, tenga menos de 80 años. Al seguir esta norma Jorge Mario Bergoglio dejó fuera de la lista a personajes cercanos a él como Carlos Osoro de Madrid y Blase Cupich de Chicago. Por otra parte, y es un detalle a tomar en cuenta, este Consistorio no incluye ningún cardenal de Estados Unidos, aunque habían varios “candidatos” posibles como José Horacio Gómez de Los Angeles y Charles Chaput de Filadelfia, además del mencionado Cupich.
Así las cosas, con su lista el Papa volvió a romper todas las quinielas. En este pontificado resulta más difícil que nunca el fino arte de la “adivinación vaticanista”, tan rediticia en otros papados. Y es que Bergoglio, con sus decisiones, ha ignorado todos aquellos criterios que servían de indicaciones a la hora de proponer anticipadamente y desde la prensa un elenco serio de “aspirantes” al cardenalato.
Ahora queda, más bien, tratar de comprender el mensaje implícito en los nombramientos. En este caso es claro que se equivocaron quienes predecían una “cuota de amiguismo” en la distribución de los capelos colorados. Varios observadores llegaron a incluir en sus ternas a personajes que, según ellos, estaban cerca del Colegio Cardenalicio por identificarse con el Papa en su “corriente aperturista”. Indicaban como inminentes cardenales a clérigos como Vincenzo Paglia, presidente del Pontificio Consejo para la Familia o Bruno Forte, arzobispo de Chieti y secretario del Sínodo al cual se le imputan las derivas de apertura a los homosexuales en el controvertido documento de medio término de la pasada asamblea de obispos. Incluso llegaron a apostar que también accedería al birrete Víctor Manuel Fernández, rector de la Universidad Católica Argentina y teólogo cercano al Papa.
Pero estos especuladores fracasaron. Quizás, y sólo quizás, porque Francisco no puede ser reclutado en una visión maniquea y divisionista de la Iglesia, compuesta por “favoritos” y detractores. Por lo pronto es claro que Francisco está decidido a disminuir la presencia de cardenales en la Curia Romana y ampliarla en la mayor cantidad posible de países del mundo. Allí donde están los fieles de a pie, donde se requiere alzar la voz por los pobres, por los excluidos y marginados, quienes sufren la violencia y el crímen organizado.
Con estos nuevos integrantes, a partir del Consistorio del 14 de febrero el Colegio Cardenalicio estará compuesto por un total de 228 miembros, de los cuales 125 son “electores” (menores de 80 años) y 103 “no electores”. La primera es una cifra muy cercana a los 120 reglamentarios, un límite que cualquier Papa puede superar si lo desea, como ya lo hicieron Juan Pablo II y Benedicto XVI. De todas maneras, en los próximos meses algunos purpurados electores dejarán de serlo tras cumplir 80 años: Antonio Naguib y Justin F. Rigali entre marzo y abril, en septiembre Velasio De Paolisye Santos Abril y Castelló, mientras en febrero de 2016 llegará a esa edad el estadounidense Roger M. Mahony.
De los 125 que realmente cuentan, es decir los “electores”, 34 han sido designados por Juan Pablo II, 60 por Benedicto XVI y 31 por Francisco. Entre ellos todavía prevalece la desproporción geográfica: 57 provienen de Europa, 36 del Continente Americano, 15 de África, 14 de Asia y tres de Oceanía. En el Colegio Cardenalicio están representados los cinco continentes con 73 países, 56 de los cuales tienen “electores”.
Lista de cardenales consagradis el 14.02.2015
Electores (menos de 80 años)
1 –Dominique Mamberti, Prefecto del Supremo Tribunale de la Signatura Apostólica
2 – Manuel José Macário do Nascimento Clemente, Patriarca de Lisboa (Portugal)
3 – Berhaneyesus Demerew Souraphiel, C.M., arzobispo de Addis Abeba (Etiopía)
4 – John Atcherley Dew, arzobispo de Wellington (Nueva Zelanda)
5 – Edoardo Menichelli, arzobispo de Ancona-Osimo (Italia)
6 – Pierre Nguyên Văn Nhon, arzobispo de Hà Nôi (Viêt Nam)
7 – Alberto Suárez Inda, arzobispo de Morelia (México)
8 – Charles Maung Bo, S.D.B., arzobispo de Yangon (Myanmar)
9 – Francis Xavier Kriengsak Kovithavanij, arzobispo de Bangkok (Tailandia)
10 – Francesco Montenegro, arzobispo de Agrigento (Italia)
11 – Daniel Fernando Sturla Berhouet, S.D.B., arzobispo de Montevideo (Uruguay)
12 – Ricardo Blázquez Pérez, arzobispo de Valladolid (España)
13 – José Luis Lacunza Maestrojuán, O.A.R., obispo de David (Panamá)
14 – Arlindo Gomes Furtado, obispo de Santiago de Cabo Verde (Archipiélago de Cabo Verde)
15 – Soane Patita Paini Mafi, obispo de Tonga (Isla de Tonga)
No electores (mayores de 80 años)
1– José de Jesús Pimiento Rodríguez, arzobispo emérito de Manizales (Colombia)
2 – Luigi De Magistris, pro Penitenciario Mayor emérito
3 – Karl-Joseph Rauber, nuncio apostólico
4 – Luis Héctor Villalba, arzobispo emérito de Tucumán (Argentina)
5 – Julio Duarte Langa, obispo emérito de Xai-Xai (Mozambique)