“Ahora valoro la vida, pero de verdad, mucho más que antes. Antes, en teoría me parecía un milagro un niño, un hijo; pero es que ahora cuando veo una mujer embarazada me dan ganas de arrodillarme, ¿no?, realmente es una obra de Dios que se está creando en ese momento”. Así se expresó María de Bonilla en el programa Nuestra Fe en vivo de EWTN, en una entrevista que realizo Pepe Alonso en España.
¿Qué ocurrió en la vida de María que transformó su sensibilidad respecto a la vida?
Ella tiene un hijo, Juan, quien ya se encuentra en el Cielo, en los brazos amorosos del padre. Al tercer mes de embarazo el doctor diagnóstico que Juan tenía el síndrome de Edwards, una anomalía genética, con alta tasa de mortalidad postnatal. Los pocos sobrevivientes padecen retraso mental y graves incapacidades físicas. No existe un tratamiento eficaz. El médico recomendó el aborto. María sufrió la presión del médico, de amigas, de conocidos… Ella dice que cuando una mujer está embarazada de un hijo que viene mal, para mucha gente deja de ser madre y es sólo una mujer con un bulto en la barriga que no se entiende por qué no se lo acaba de quitar. Pero María contó con su fe y con el apoyo incondicional de su esposo y de un sacerdote, el padre Pablo. María protegió la vida de su hijo.
Juan nació y vivió media hora más. Pudo ser abrazado por sus padres. Recibió el bautismo. La familia pudo despedirse de él, sepultarlo y llorar lo necesario. Pueden ver la entrevista en https://www.youtube.com/watch?v=QpXPMx7Xv3o
El testimonio de María es un testimonio de vida, de la que somos meros transmisores. Por eso no tenemos derecho a quitársela a nadie. Al contrario, ser conscientes de nuestra pequeñez frente al Señor de la Vida, nos lleva a valorarla profundamente, a reverenciarla en cada ser humano, por pequeño que sea, y a sobrecogernos ante el milagro que está ocurriendo en el vientre de cada mujer que está encinta.
¿Qué habría ocurrido si María hubiera decidido quitarle la vida a su hijo? Le habría provocado un gran dolor físico y espiritual. Se habría rebelado contra Dios: habría tomado en sus manos la decisión sobre la vida y la muerte que solamente le corresponde al Creador (¿quién ha hecho creer a esta generación que tenemos derecho a matar a nuestros hijos?). Y se habría hecho un profundo daño a sí misma con graves consecuencias de sentimientos de culpa, incapacidad de perdonarse, depresión, duelo inconcluso, conductas autodestructivas y muchas más, mismas que conocemos como Síndrome Post Aborto.
En cambio, amó a su hijo al máximo, lo acogió, le dio ternura, cariño… Y se despidió de él con gran dolor, sí, pero con entereza, con la serenidad que solamente puede dar el tener la mirada puesta en el Amor eterno.
Desde la llegada de Juan al Cielo se han derramado muchas gracias para nosotros. Juan es patrono de la fundación española Madrina que acoge y acompaña a mujeres madres y embarazadas en dificultad y sin recursos. María nos recomienda pedir la intercesión de su hijo. Creo que Juan puede ser un gran intercesor en situaciones relacionadas con la protección de la vida, el embarazo y el dolor por las pérdidas de hijos en etapas muy tempranas. Que no se nos olvide que toda vida humana tiene sentido, por breve que sea.
Consultorio de Psicólogos Católicos
La psicóloga Yusi Cervantes Leyzaola responderá por este medio las preguntas que le envíen al correo electrónico: yusicervantes@hotmail.com o que le hagan al 403 29 43.