El mensaje del Papa Francisco a los sacerdotes, seminaristas, a los miembros de la vida religiosa y consagrada, es profundo tanto en su lenguaje verbal como el no verbal. He aquí diez claves para entender sus palabras y gestos:
1. Nuestra vida habla de la oración y la oración habla de nuestra vida.
El Santo Padre es consciente del grave peligro del activismo en la vida sacerdotal y consagrada. Su exhortación nos invita a mantener unidos dos elementos fundamentales como son la contemplación y la acción. Una motivación clara para esforzarnos y vivir congruentemente.
2. Seguir rezando como nos enseñaron en casa.
La oración se aprende en gerundio, “orando”. El Papa nos muestra la importancia de la familia como escuela de oración. La sencillez con la que aprendimos a rezar en casa debe ser la actitud primordial en nuestra relación con Dios, Nuestro Señor.
3. Aprender a decir «Padre Nuestro».
Rezar no es otra cosa que experimentar a Dios en nuestra vida. Aquellos que entregan su vida al Señor deben ser modelos de cercanía, intimidad y amistad con Él. Las personas que se acercan a los consagrados llamándoles “padres” o “madres” buscan en ellos ese abrazo amoroso de Dios Padre.
4. Participar y compartir la vida de Cristo
El Papa, una vez más, nos invita a “no ser funcionarios de lo divino”. La esencia del cristiano y, especialmente la del ministro de Dios, es el seguimiento de Cristo. La transformación de la Iglesia pasa incondicionalmente a través de la trasmisión de nuestra experiencia personal de vivir como Jesús.
5. La tentación de la resignación.
La vida del apóstol no se ve exenta de la actitud de resignación. Las dificultades son muchas y muy variadas. El Papa Francisco nos empuja a salir de nuestros miedos, indiferencias, aparentes seguridades, etc. La evangelización es, ante todo, una obra de Dios de la que todos somos cooperadores necesarios.
6. La sonrisa del pastor que contagia emoción.
Los gestos del Vicario de Cristo son un claro mensaje que nos interpela. La sonrisa de Su Santidad es el reflejo de su vivencia del Evangelio. La alegría que transmite en su rostro es una invitación a todos los ministros de la Iglesia a hacer lo mismo con los fieles que se acercan a ellos.
7. La serenidad de la mirada que lleva a la contemplación
Francisco nos ha demostrado a distinguir los momentos de alegría, euforia y algarabía, de los momentos sagrados de contemplación. Su mirada profunda y recogida en la celebración de la Santa Misa nos interpela a la evitar las distracciones en la participación de la Liturgia.
8. La claridad de sus mensajes que demuestran preparación.
Las alocuciones del Santo Padre han sido claras, breves y concisas. Los que servimos mediante la enseñanza y la predicación, nos sentimos impulsados a preparar mejor nuestras intervenciones. La oración personal, el estudio y el contacto con la realidad de las personas son elementos fundamentales.
9. El valor del silencio que invita a la oración.
Esta visita pastoral nos deja la tarea de revalorar el signo del silencio. Este ha sido un elemento importante dentro del mensaje del Papa. El redescubrir la riqueza del silencio en nuestras ceremonias y lugares sagrados puede ser un fruto maduro para nuestra Iglesia.
10. Las posturas corporales que reflejan unción.
Otra clave para interpretar su mensaje son sus posturas corporales durante las celebraciones. Los gestos de su cuerpo van acompañados de una fuerza espiritual interior, de una unción especial. Esto se convierte en un reto más para todos los que participan en el servicio del altar.
P. Laureno López Saloma