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El servicio del Médico

Ser médico es a la vez una profesión remunerada y una vocación que afecta al desarrollo y constitución de la persona en su totalidad. No le sucede esto únicamente a los médicos: toda profesión es al mismo tiempo una vocación. La diferencia es que en algunas de ellas el trato con quien recibe el bien de nuestro trabajo es tan directo que esta característica se hace más evidente. Sin embargo, quien hace algo, hasta la actividad más repetitiva o aparentemente despersonalizada, lo hace entregando su tiempo para el bien propio y de otros.

Hace unos días el Papa Francisco visitó el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología que ha tenido  lugar en Roma y al que asistieron más de 35.000 médicos de todo el mundo. Allí señaló dos elementos decisivos que me gustaría destacar brevemente:

El primero es que “el científico en sus descubrimientos nunca es neutral”, sino que se ve afectado por “su historia, su modo de ser y pensar”. Este dato, que afecta a los médicos, también lo hace a quien trabaja en cualquier esfera de la investigación: toda labor científica se desarrolla a partir de unos pre-juicios sobre lo real, sobre lo esperable y lo posible, que determinan el estilo de la investigación y afectan a sus conclusiones. Muchos de estos prejuicios son, de hecho, teológicos. Este dato, que puede parecer un matiz para especialistas, es un elemento nuclear para concebir la vida y entender el mundo que a menudo se esconde o disimula.

El segundo, tal vez más evidente, es que la Medicina tiene hoy una responsabilidad particular para no dejarse arrastrar por la “cultura del descarte”. La atención médica no debe depender de los ingresos económicos, porque las personas tienen dignidad y no precio, y de la misma manera hay que luchar para que no se descarte a los débiles, a los que tienen menos posibilidades de salir adelante o a los no nacidos.

Todos tenemos la responsabilidad de cuidar de la vida, de lo que crece, del ser humano, pero los médicos tienen que ser conscientes de que están, por profesión y por vocación, en una de las primeras líneas de batalla por la construcción de un mundo mejor.