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Fiesta de la Santísima Trinidad, contemplar y orar a través del icono de Andrei Rublev

Celebramos este domingo 11 de junio de 2017. El Misterio de la Santísima Trinidad. Pero ¿Qué es? Es el misterio central de nuestra Fe cristiana. Es la primera y más importante afirmación de nuestra Fe. «Toda la historia de la salvación no es otra cosa que la historia del camino y los medios por los cuales el Dios verdadero y único, Padre, Hijo y Espíritu Santo, se revela a los hombres, los a parta del pecado y los reconcilia y une consigo» (DCG 47).

Vemos, en el Prólogo del Evangelio según San Juan: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios.” Jn1,1 “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer.” Jn1,18

Desde el principio de la gestación de Jesús, María fue repleta del Espíritu Santo (Lc 1, 26-38), al igual que en la presentación de Jesús el anciano Simeón cuando Jesús fue impulsado por el Espíritu. (Lc 2,21)

Jesús cuando comienza su vida pública es bautizado y se escucha una voz que proviene del cielo y dice “Este es mi hijo Amado en quien me complazco” y desciende el Espíritu en forma de paloma. (Mt 3, 13-17) Jesús es impulsado por el Espíritu al desierto (Mt 4,1), y constantemente Jesús es llenado del Espíritu para realizar la obra del Padre. Donde muchas veces dice que los que tiene duro el corazón no pueden comprender su palabra porque no tienen el Espíritu de Dios. Y los que son de Él pueden escuchar la voz del Buen Pastor (Jun 10, 14) En otro momento donde podemos contemplar otra teofanía, es en el momento de la Transfiguración, donde sube Jesús a la montaña con Santiago, Pedro y Juan. Y Jesús empieza a orar, y se ve todo de blanco y su rostro resplandeciente. Los discípulos ven a Elías y Moisés y se vuelve a escuchar una voz que dice: “Este es mi Hijo Amado, Escúchenlo” (Lc ), 28-36.

A lo largo de su vida pública, especialmente en la última cena promete que enviará al Consolador, a quien el Padre enviará en su nombre. Y Él será el que nos enseñará todas las cosas, y nos recordará todo lo que ha dicho. (Jn 14,26)

Estos son unos cuantos ejemplos donde podemos contemplar a las personas de la Trinidad en su actuar.

El Espíritu Santo, no es otra cosa sino el Amor que se tiene el Padre con el Hijo. Ellos son Uno, ellos son la Trinidad.

Pero ¿Cómo podemos contemplar el misterio de la Santísima Trinidad?

Bien, te invito a contemplarla a través de la Palabra y de un icono.

El significado de la palabra icono es de origen griego y quiere decir  imagen. Aunque en la tradición oriental (los ortodoxos) es mucho más que un cuadro. Con ello quieren introducirnos al misterio invisible de Dios. Por eso, se le venera, como imagen sagrada, la besan y hace reverencias. El icono, es un camino a la contemplación.

Contemplemos el icono de Rublev

Realizado en el año 1411 se encuentra en la Galería Tetriakov de Moscú. La imagen original tiene un tamaño de 142 cm. de alto, por 114 cm. de ancho.

En el capítulo 18, 1-15 del Génesis vemos cómo por primera vez la Santísima Trinidad se aparece a Abraham en la cima de Mambre en el calor del día. Cuando de pronto llegaron tres hombres a visitarlo. Abraham corre a recibirlos y se postra en tierra al verlos.  Y dice: «Señor mío, si me haces el favor, te ruego que no pases al lado de tu servidor sin detenerte” Gn 18,3 Ahí en Mambre fue donde Dios le dijo a Abraham que su esposa Sarah tendría un hijo dentro de un año y que Él volvería a visitarlo. Sarah se sorprende por qué ya es muy mayor y piensa que no puede tener más hijos.

Este momento del Génesis donde Abraham recibe al Dios trinitario; es en lo que se inspira Rublev en su obra.

Observamos la comunión de Tres Personas Divinas: si quitamos los espacios que las separan, veremos que los perfiles de las Tres Personas quedan fusionados.

Los tres personajes tienen la misma cara, con esto el artista representa la igualdad de las tres personas. Cada uno lleva una parte de su ropa de color azul, y azul cielo, con el cual simbolizan la misma naturaleza divina.

Aunque cada uno se diferencia. El asiento divino, el oro de los tronos habla de la sobreabundancia de la Vida trinitaria

La persona que se encuentra al centro, representa a Jesús.

El color café de su túnica, es el símbolo de su humanidad. Una tira dorada cae sobre su hombro derecho con lo que muestra que es rey.

Atrás de Cristo vemos un árbol que representa la encina de Mambré donde estas tres personas reposaron ahí por Abraham. El árbol recuerda al árbol del conocimiento del cual comieron Adán y Eva. Y que Jesús viene a redimirnos con el árbol de la Cruz.

Podemos ver la mano de Cristo, que se apoya sobre la mesa y se ven sus dos dedos que unen lo humano y lo divino.

Contemplamos que su mirada se dirige a la derecha, donde está el Padre.

La figura del lado izquierdo es el Padre.

Su manto cubre la túnica azul. Dios invisible, fuente de todo. Ambas manos sostienen un bastón, símbolo de su serena autoridad.

Sobre su cabeza se ve una casa. La casa es el lugar de la presencia de Dios en medio del pueblo (el Templo en el Antiguo Testamento) la morada del Padre, Jesús y la Iglesia (en el Nuevo Testamento). Donde en su casa hay muchas moradas ( Jn 14,2)

El poder del amor del Padre se manifiesta en la mirada del ángel del centro. Creando la comunión del Amor.

La persona que está sentada a la derecha, es el Espíritu Santo

Lleva la túnica azul, signo de la divinidad, trae un manto de color verde que simboliza la vida. La cuál vino a renovar.

En la parte de atrás se ve una montaña. Es el lugar de la ley (la que dio Dios a Moisés en el Sinaí y la nueva ley de Jesús en el sermón de la montaña); y también donde Elías percibió al Señor como “el susurro de una brisa suave” (1 Re 19, 12)

Las tres figuras juntas en unión crean una copa. Esta unión entre la Eucaristía y Cristo queda realzada. En el centro de la mesa podemos observar una
segunda copa, con el cordero que Abraham ofreció a Dios. Y también es Jesús el Cordero de Dios. La nueva Pascua. Nuestra Pascua inmolada.

La Eucaristía es una invitación a volvernos hijos de Dios, y ser otros Cristo, porque no sólo compartimos copa, sino que nos volvemos parte de ella, el sacrificio y triunfo de Jesús son también nuestros.

Ahora piensa que en la Eucaristía está la Santísima Trinidad, y que siempre que estemos en estado de gracia cohabita con nosotros. Al igual que está en su Palabra. “Si alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, vendremos a él, y haremos con él morada.” Jn 14,24

Santa Isabel de la Trinidad dijo un día “La Trinidad: aquí está nuestra morada, nuestro hogar, la casa paterna de la que jamás debemos salir… Me parece que he encontrado mi cielo en la tierra, puesto que el cielo es Dios y Dios está en mi alma. El día que comprendí eso todo se lluminó para mí.»

«Creer que un ser que se llama El Amor habita en nosotros en todo instante del día y de la noche y que nos pide que vivamos en sociedad con El, he aquí, os lo confío, lo que ha hecho de mi vida un cielo anticipado».

 

Por Ana Paula Morales (Poli Morales) @apmorales4