Aunque algunos conventos están a tope, se oye hablar de falta de vocaciones. Por ese motivo, ahora, se cierra el monasterio de Santa Clara en Medina de Rioseco.
¿Son útiles los monasterios? No olvido estas palabras que escuché de niña a una religiosa de mi Colegio: “las monjas de la «Montaña» son los pararrayos de la Humanidad”. Con ese ejemplo gráfico, yo entendía que las monjas dedicadas a la oración nos hacían un servicio importante: nos evitaban castigos divinos y nos atraían mucho bien. Es cierto, las monjas contemplativas ( y los monjes) son un tesoro para el pueblo que los alberga.
No hace mucho, una religiosa secular me comentaba que se había preguntado cómo Dios tiene tanta paciencia y no nos castiga como merecemos, y que, entonces, los ojos se le fueron a los muros de un Santuario del Sagrado Corazón, en donde siempre hay personas en adoración al Santísimo Sacramento. Evoco al Patriarca Abraham, que preguntó a Dios si salvaría a Sodoma si encontraba a diez justos. La respuesta fue positiva y los buscó; pero no los encontró. Pienso: ¡Qué importante que haya gente buena y quienes recen y se ofrezcan por todos…!
Además, las monjas de clausura, cual obreritas, hacen dulces navideños exquisitos y realizan, a la perfección, diversos trabajos: confección, bordados, encuadernación…Es admirable la influencia de su bondad: su alegría contagiosa, su dulzura y sonrisa afable, y, sobre todo, su oración. Creo que debemos rogar, al Señor, que “envíe obreros a su mies” (Lucas, 10, 2).
Por Josefa Romo