Testimonio de Van Atkins
No hay duda de que nuestro Divino Salvador sabe perfectamente qué sucedió, está sucediendo y sucederá en nuestras vidas. Pero para nosotros, las razones por las que nuestra vida ha transcurrido de la manera concreta en que lo ha hecho sólo comienza a tomar sentido cuando nos permitimos mirar hacia atrás y ver cómo Nuestro Señor caminaba con nosotros en todo momento.
Recientemente, durante el 50 aniversario del precioso sacramento matrimonial entre mi amada Maureen y yo tuve la gran oportunidad de reflexionar sobre mi paso por este mundo. Cada día veo con más claridad cómo, incluso el mismo momento de mi concepción, fue tan inoportuno que sólo pudo haber sido parte de la misteriosa voluntad de Dios y la divina providencia.
Mi padre fue el resultado de un incesto y mi madre fruto de una violación. El hecho de que ambos ocurrieran en la primera parte del siglo pasado, cuando tales situaciones eran «tratadas» a través del encubrimiento o manteniéndolas en secreto, en lugar de la ahora omnipresente solución del aborto, fue ciertamente una bendición providencial disfrazada.
A lo largo de mis más de 7 décadas, me he maravillado de las numerosas bendiciones que Dios me ha otorgado, pero también he sido muy consciente de que casi todas las personas creen que en las circunstancias de la concepción de mis progenitores se puede asesinar en el vientre de su madre antes de nacer. Así que con el caso doble que hay en mi familia, alabado sea el Señor, aquí estoy y también aquí están 4 hijos, 7 nietos; una hermana; 7 sobrinas y sobrinos; y 6 sobrinas y sobrinos nietos, los cuales son, sin duda, intensamente pro vida y trabajan para el bien del Cuerpo de Cristo. Estoy agradecido de que Dios me haya amado tanto y de que tuviese un lugar para mí en su plan de salvación. Pero también es una gran lección de humildad acompañada por la pregunta: «¿Por qué yo?». Es difícil aceptar que fui elegido para nacer cuando tantas otras decenas de millones de personas fueron descartadas.
Sin embargo, como sé que sin lugar a dudas existo gracias a la Voluntad de Dios, he solucionado con paz mi conflicto interno de culpabilidad. Y esa resolución me ha dado el valor de comprometerme y ser considerado en todas partes (lugar de trabajo, vecindario, amigos, familia extensa, parroquia) como 100% pro-vida, sin excepciones.
La filosofía de «Salvemos el 1» echó raíces profundas en mi viaje espiritual. Hay personas que viven gracias a que compartimos con sus padres confundidos y asustados, la belleza y la santidad de cada niño concebido.
Nunca he podido comprender como aquellos con autoridad piensan que pueden jugar el papel de Dios con las vidas de sus preciosos hijos. Lo que anuncian como un «bien» maravilloso para la sociedad parece ser tan claramente un estruendo de muerte para la sociedad. Y luego está ese eslogan casi universal: «excepto en los casos de incesto y violación, o peligro de la salud de la madre» que es usado sin pensar especialmente por aquellos que pretenden ser pro-vida, pero en realidad dicen: «yo elijo qué vida es más importante».
Cada vez que oigo esa frase, me siento mal: «¿Y yo qué? ¿Cómo llegué a sobrevivir?».
¿Cómo lidiaron mamá y papá con las circunstancias de sus nacimientos? Papá sabía que había nacido en un área rural llamada Gopher Valley. Entonces, cuando él necesitó un certificado de nacimiento para ir con el ejército a Panamá a fines de la década de 1930, no se sorprendió de que el registro local no tuviera el suyo. Pudo obtener algunas declaraciones de nacimiento notariadas del médico y familiares, y no pensó más al respecto.
Pero luego, más adelante en su vida de civil, consiguió un trabajo en Marruecos y surgió la necesidad de un acta de nacimiento para sacar su pasaporte Americano. A través de ese proceso, los viejos rumores familiares que él siempre había ignorado de que algún «granjero» había estado involucrado en su nacimiento, comenzaron a resurgir. Papá era un hombre que vivía en el presente y miraba hacia el futuro. Pero las dudas sobre su origen lo hicieron más introspectivo y reflexivo.
Él no era católico. Pero a partir de entonces, se interesó realmente en las perspectivas católicas (¡Cuidado de interrumpirlo mientras miraba su programa favorito, del Obispo Fulton Sheen!) Y llegó al punto de defender los dogmas católicos, incluso sobre temas de la vida, mejor que la mayoría de los católicos bautizados. Y, efectivamente, en su lecho de muerte, solicitó el bautismo y fue recibido en la Iglesia Católica, donde sintió que había encontrado a su verdadero Padre.
Después de que falleció, las pruebas de ADN realizadas por mí, en relación con mi afición a la genealogía, probaron los rumores, y el “granjero” resultó ser su tío abuelo materno, en cuya casa había nacido.
La revelación sobre el nacimiento de mamá fue más bien una sorpresa repentina. El mudarnos a Marruecos significaba que también ella necesitaba un pasaporte. Eso hizo que su madre le dijera, por primera vez, que ella no era la hija natural de sus padres. De hecho, ella nunca había sido formalmente adoptada.
Sus padres habían perdido un bebé y estaban visitando Dakota del Norte. Oyeron hablar de una niña que había sido abandonada en el hospital católico local. Un agricultor local había traído a su hija embarazada de 13 años que había sido violada por un trabajador a ese hospital para pedir ayuda a las monjas ya que no existían instalaciones en el condado para manejar tales circunstancias.
Las monjas la acogieron y fue un nacimiento muy prematuro, una sentencia de muerte casi segura en aquellos días. Como la bebita se estaba muriendo, las monjas la bautizaron como católica. (Hasta hoy sigue siendo la única católica en el linaje de su madre biológica). Pero sobrevivió milagrosamente (¡el plan de Dios volvió a funcionar!) Y finalmente los padres de mamá decidieron llevarse a la bebé cuando regresaran a Oregón.
Después de que mamá se enteró de las circunstancias de su nacimiento, se esforzó por localizar a su madre biológica. Estaba enormemente agradecida y maravillada de que una niña tan joven fuera tan valiente para dar a luz. Especialmente cuando el mundo, en los últimos años de mi madre, comenzó a ver tal valentía como una tontería, y a los bebés concebidos en estas circunstancias como «tragedias».
Mamá comenzó a reconocer y aceptar el plan de Dios en su vida. Su vida tan longeva (vivió hasta los 96), sólo podía ser parte del plan que Dios tenía para ella. Cuando mamá murió, ella había pasado por 3 matrimonios, 2 divorcios y mucho dolor físico, pero murió en comunión con la Iglesia, recibiendo todos los sacramentos, y reverenciada como un pilar de su parroquia.
Incluso la vida de la madre biológica de mi madre se vio claramente afectada por el hecho de ser violada y elegir tener a su hija a una edad tan temprana. La violación la hizo incapaz de tener otro hijo y se convirtió en la mentora y consejera favorita de todos en la familia lejana de su hermano. Cuando la familia descubrió que la hija de su amada tía había sido encontrada, hubo un derramamiento increíble de alegría y amor por parte de ellos.
Y, difícil de creer, pero todavía hay otro aspecto notable en la historia de nuestra familia: a la madre de mi esposa Maureen le diagnosticaron cáncer terminal, pero se negó a recibir tratamiento para poder dar a luz a Maureen, a expensas de su propia vida. El gran sacrificio de su madre ha estado presente durante toda su vida y fortaleció su fe católica en todo momento. Ha sido parte integral de su conciencia y crecimiento espiritual y ha desempeñado el papel principal de líder en la fe de nuestra familia.
Mientras humildemente miro hacia atrás en la vida que Dios me ha dado hasta ahora, diariamente le agradezco que mi familia desempeñara un papel en su plan. Me rompe el corazón cuando aquellos que desprecian despreocupadamente la santidad de la vida comienzan sus argumentos delirantes y autocomplacientes de «mi cuerpo» – que es realmente «mi evasión de las consecuencias de mis actos». ¡Mal! El plan de Dios para poblar su reino con almas preciosas que él saca de su amor perfecto no tiene excepciones.
Cuando nuestro egoísmo y falta de confianza nos lleva a tomar una pequeña vida que es de Dios, es una tragedia mucho más grande que la terrible pérdida de esa vida. Es una completa negación del amor de Dios y del papel absolutamente necesario de ese niño en el plan de Dios para la felicidad de todos nosotros.
Comencé mi pasatiempo de genealogía y creé nuestro árbol genealógico para que mi familia inmediata y mi familia lejana y todos los que vienen después de nosotros siempre sepamos y podamos reflexionar sobre el heroísmo de muchos de nuestros antepasados, pero más especialmente de mamá y papá, abuela y abuelo, y bisabuela. Estas queridas almas creían que toda vida era preciosa y valiosa, sin importar cómo llegó a ser o lo que cueste, y se sacrificaron voluntariamente para que pudiéramos disfrutar el regalo de la vida de Dios.
Les pido que nunca sean olvidados porque, sin su amor desinteresado, no estaríamos aquí, y sinceramente creo que el mundo sería un lugar incompleto. Nuestras vidas serán mucho más de Dios si también podemos tener, como ellos lo hicieron, al menos un momento de anteponer los demás a nosotros. ¡Gracias a ellos!
Biografía: Van ha estado casado 50 años con su amada Maureen. Es padre de 4 hijos y abuelo de 7 nietos. Él y Maureen actualmente sirven como coordinadores de RICA en su parroquia. Además, poseen un próspero programa de coaching de salud especializado en áreas de mejora de la salud: peso, nutrición, suplementos, dieta, seguridad y desintoxicación del hogar, estrés, ejercicio y sueño.