Es de conocimiento general la grave situación que atraviesa Venezuela desde el ámbito social, político y económico. Son muchas las carencias que inundan a esta tierra que, como el pueblo de Israel, ha caminado varios años por el desierto de la escasez y la desolación. No obstante, de una cosa podemos estar seguro: “donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Rm 5:20).
Dentro de este contexto, es necesario conocer, las grandes labores que se realizan en el vicariato apostólico de Tucupita, guiado por Mons. Ernesto Romero OFM Cap. Aquí es donde se enmarca el verdadero sentido del ser apóstol, como lo fue San Pablo, por vocación.
Tuve la oportunidad de acompañarlos por varios días en sus faenas cotidianas, en especial, en la apretada agenda que llevan los fines de semana. Se empieza por la oración y la meditación personal en el palacio episcopal, seguido de un gran programa de radio que permite la evangelización mediante la Palabra de Dios. A continuación, parten a la misión de Macareito, donde alegres, los habitantes reciben al obispo o a un laico que maneja varios minutos para llegar a la comunidad bendecida por Dios.
En horas de la tarde el movimiento es bastante singular: grupos juveniles, catequistas y otros apostolados se reúnen para su encuentro semanal, pero siempre pensando en un objetivo en común: La Evangelización. De esta forma se es apóstol, en la medida en que el hombre esta unido a Cristo por la gracia, y se identifica con su misión redentora. La celebración de la Eucaristía marca un eje fundamental dentro de la acción de cada uno de los miembros de este animado vicariato.
En lo personal fue una experiencia de gracia, donde los frutos de la oración se respiran en los templos y el sol del día a día se encuentra lleno de prosperidad por las constantes obras de misericordia de sus habitantes. Tres aspectos podríamos destacar de la bella labor que se lleva en esta tierra de bendición:
- La Sonrisa: gozo entre los habitantes de la entidad, donde los buenos días y las gracias se escuchan por las calles de tan folklórica entidad.
- La Entrega: Son varios los sacerdotes que dan su vida en los diferentes sitios de misión, visitando algunas jornadas hasta 9 comunidades, llevando el pan de vida eterna y la palabra que energiza el corazón de los hombres.
- La juventud: Entre las obras impulsadas por los diversos carismas que encontramos en Tucupita, podemos ver la acción pastoral en el ámbito juvenil, donde cada uno de los miembros de la pastoral juvenil, dan su grano de arena para construir el Reino de los cielos.
Sin duda alguna puedo decir, que el apóstol de Tucupita es sobrenatural en sus aspiraciones. Saben percibir la presencia misteriosa de Dios a pesar de las caídas y de la naturaleza pecaminosa del hombre. El emprendimiento en sus obras se basa en la convicción de que Dios le dará la gracia para poder llevar a feliz término su misión.
Los criterios y aspiraciones de estos hombres no son los del mundo. Son los del Evangelio. Sin duda alguna quien vive así tiene asegurado el triunfo y puede contagiar día a día a los demás en su convicción. Que Dios les siga fortaleciendo en su tarea profética, real y sacerdotal.
Por Angelo De Simone