El mes de junio, la Iglesia lo dedica al Corazón de Jesús. En España, la imagen del Sagrado Corazón preside muchos hogares y está presente en casi todas las iglesias. El movimiento de la devoción al Corazón de Cristo lo inició el Papa Inocencio XIII, a raíz de las apariciones a la religiosa francesa Santa Margarita María de Alacoque (1647-1690), que había contemplado el Divino Corazón “ en un trono de llamas, más brillante que el sol, y transparente como el cristal, con la llaga adorable, rodeado de una corona de espinas y significando las punzadas producidas por nuestros pecados, y una cruz en la parte superior”.
En 1689, Jesús encargó, a Santa Margarita, que pidiera, a Luis XIV, la consagración de Francia a su Corazón, y, aunque ella fue, personalmente, a la Corte, el rey hizo caso omiso (algunos historiadores observan que, justo a los cien años, se inició la sangrienta revolución francesa). En España, el Corazón de Jesús se manifestó al Beato Bernardo de Hoyos ( 1711-1735), jesuita vallisoletano. Éste mandó una carta a Felipe V con el propósito de extender más fácilmente la devoción al Corazón de Cristo, quien le había hecho esta promesa: “Reinaré en España y con más veneración que en otras partes”. Seguidamente, el rey escribió al Papa Benedicto XIII, propiciando, así, la extensión de esta devoción por todos sus reinos y dominios. En mayo de 1919, en el Cerro de los Ángeles (Getafe), el rey Alfonso XIII consagró España al Sagrado Corazón. En su Encíclica “Haurietis Aguas” (1956), Pío XII resalta la importancia del culto al Corazón de Cristo, que califica “de incomparable excelencia y de inexhausta fecundidad en toda clase de gracias celestiales”.
En 2011, aprovechando la JMJ en Madrid, el Papa Benedicto XVI hizo la consagración de los jóvenes al Corazón de Jesús. La devoción al Sagrado Corazón es particularmente fuerte en Valladolid, a donde llegan peregrinos para adorar a este Corazón divino en la Basílica de la Gran Promesa (Santuario nacional), en donde se manifestó al Beato Bernardo de Hoyos. Impactantes estas palabras del Corazón de Jesús a Santa Margarita María: «He aquí el Corazón que tanto ha amado a los hombres y que no ha ahorrado nada hasta el extremo de agotarse y consumirse para testimoniarles su amor (…)”.
Por Josefa Romo