En la historia del periodismo mexicano han destacado personajes católicos de una talla enorme, por su compromiso con la cultura, su denuncia ante los abusos, su perspectiva conciliadora, por el tesón para informar y su libertad para creer; es difícil no celebrar sus vidas y sus trayectorias en un momento como éste cuando la amenaza contra las libertades acecha desde diferentes trincheras, sean ideológicas o meramente bestiales. Son estos católicos, en el ejercicio del periodismo mexicano, los protagonistas de estos momentos imprescindibles para comprender parte de nuestra historia.
1.El Despertador Americano
No podemos sino iniciar recordando las poderosas palabras del segundo número de El Despertador Americano, el órgano de propaganda en la causa rebelde del padre Miguel Hidalgo y Costilla en 1810: “Americanos: El Cielo se ha declarado por vosotros; la voluntad de Dios se manifiesta cada día con indicios nada equívocos de la más decidida y señalada aprobación de vuestra Causa”. No sólo su inspiración liberadora sino su columna vertebral católica hace de esta publicación un verdadero reflejo de los liderazgos en las batallas, ya con armas ya con palabras, para que México alcanzara su independencia.
2.Órganos oficiales en pie de lucha
El deseo de la Iglesia católica por expresarse institucionalmente en la prensa inicia en 1827, con El Defensor de la Religión, publicado en Guadalajara para “Corregir los errores de los últimos siglos”. Pero la prensa católica participó en el debate político a través de sus órganos oficiales (con más de 20 publicaciones) desde la difícil instauración de la primera república y hasta el segundo imperio mexicano.
3. Desterrar la ‘cultura de gueto’
A lo largo del siglo XIX prácticamente toda la cultura católica fue erradicada de la academia, de la filosofía y, por supuesto, de la prensa. Sólo algunos católicos dibujaban con mucha dificultad los perfiles de una catolicidad en el México de liberales contra conservadores. El personaje que sacó de tal inercia a la intelectualidad católica mexicana fue el propio papa León XIII con sus encíclicas que forman parte del renacimiento del pensamiento católico. Dice Ramón Kuri Camacho en su libro Cultura católica e identidad nacional respecto al trabajo de la prensa católica: “Ya no se trata de estar a la defensiva ni de estar llorando un pasado. Trátese de unir y vivificar, de tomar la iniciativa construyendo”.
4. Nace el reportero
Hacia finales de 1880 existieron dos diarios de inspiración católica: La Voz de México donde escribió el famoso P. Jesús García Gutiérrez; y El Nacional, que fue el primer periódico en enfatizar la importancia del reportero. Manuel Caballero, el primer reportero estelar de un diario mexicano, lograba exclusivas con ingenio y sagacidad. Ese nuevo modelo de informar dio grandes logros al propietario Victoriano Agüeros al punto de convertirse en el primer diario del país en construir su propio edificio de oficinas; el cual, por supuesto, fue bendecido por el arzobispo de México.
5. Revolución financiera
Los periódicos católicos sobrevivieron gracias en gran medida al apoyo de la feligresía en los albores del siglo XX. La comunidad católica siempre ha sentido un compromiso para apoyar a los medios periodísticos afines a su convicción religiosa. Pero gracias a Manuel León Sánchez, un empleado del periódico católico El País que llegó a director de la editorial, aquel diario pasó de 10 mil a 200 mil ejemplares cambiando el modelo de financiamiento creando la Compañía Editorial Católica SCL. De hecho, una de las estrategias de financiamiento fue la compilación de artículos editoriales en libros, que tuvieron buen éxito entre la gente.
6. Primer intento de prensa nacional católica
El deseo de un periódico católico nacional nació en 1903 durante el Congreso Católico de Puebla. Al final del congreso -según refiere Celia del Palacio en Las instituciones del catolicismo social– se alcanzaron los primeros estatutos sobre la organización de la prensa católica nacional respaldado por los obispos. Los acuerdos fueron: la creación de una empresa editorial católica subvencionada por el episcopado, la publicación de un diario, la subvención de una revista quincenal y el nombramiento de un delegado de la empresa editorial en cada diócesis. En 1909 se fundó el movimiento Prensa Católica Nacional con estas ideas que ayudaron a la creación del Partido Católico en 1911 que, con triunfos en Guadalajara y Zacatecas, catapultó al periódico católico La Nación incluso fuera de las fronteras del país.
7. La contrarrevolución
Los efectos de la revolución mexicana (un pueblo diezmado y una constitución contraria a los deseos de los católicos) orillaron a los obispos a prohibir la lectura de periódicos “socialistas y francmasones” pero los periodistas católicos también quisieron hacer su parte. A pesar de la guerra y las carencias, se multiplicaron los periódicos católicos en todo el país, pero ahora dirigidos casi exclusivamente a la clase obrera. “Contra el socialismo se propone el humanismo cristiano, se publican estatutos sobre salud, seguridad para los obreros y cuestiones sindicales y hasta recetas de cocina. La sección literaria contiene cuentos y poemas de contenidos social y católico dedicadas a los obreros o a veces escritas y firmadas por ‘un obrero’”, dice Del Palacio.
8. Ecos del CVII
EL control hegemónico del partido revolucionario y la Guerra Cristera prácticamente lograron hacer desaparecer a la prensa católica en el país; sobrevivieron casi en clandestinidad órganos oficiales católicos pero periódicos independientes de filiación católica no figuraron en el horizonte entre 1940 y 1965; fue hasta que el Concilio Vaticano II y su documento sobre comunicación Inter Mirifica dieron nuevos bríos a los católicos dedicados al periodismo y la comunicación que reaparecieron diarios largamente olvidados.
9. La inspiración de Juan Pablo II
Sin embargo, fue el papa Juan Pablo II, el 12 de mayo de 1990, en su mensaje a la Conferencia del Episcopado Mexicano quien los exhortó: “Los invito a hacer un esfuerzo para que el mensaje del Evangelio y los valores que éste encarna se hagan cada vez más presentes en los medios existentes en el país y, en la medida de lo posible, la Iglesia pueda contar también con sus propios medios de comunicación social, en los que colaboren competentes e íntegros profesionales cristianos”. Tras este llamado -y el nacimiento de la Ley de Asociaciones Religiosas en 1992- nacen varios medios de comunicación católicos modernos como los órganos oficiales Semanario (Guadalajara), Criterio y Desde la fe (México), Koinonia (Puebla) y el semanario laical católico El Observador (Querétaro).
10. La era digital
La nueva era digital que acerca las tecnologías de información prácticamente a todos los ciudadanos ha facilitado la aparición de centenares de medios de comunicación católicos independientes con más y menos criterios periodísticos. La nueva apuesta es por las audiencias, para mantener una presencia cultural católica en los nuevos areópagos. Los retos a los que se enfrenta esta nueva época son la pulverización de los esfuerzos y la disonancia de los criterios editoriales católicos. A diferencia de la prensa católica postconciliar que habla sobre la Iglesia en el mundo, o de la prensa impulsada por Juan Pablo II orientada a atender al mundo desde la Iglesia; el milenio se abre hacia la construcción de identidad católica, la compilación y uso de bases de datos, las iniciativas católicas digitales (como la misión, predicación, catequesis, apologética o consultorio) y la aparición de una pléyade de comentaristas católicos que intentan explicar la vertiginosa realidad con la perspectiva de la fe, la esperanza y la caridad.
Por Felipe de J. Monroy