El “telar de los sueños” es una nueva forma de manipulación psicológica y engaño a través de redes sociales, que está estafando a miles de mujeres en el mundo, aprovechándose de la vulnerabilidad de quienes son captadas. Lo cuenta Miguel Pastorino, integrante de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), en el portal Aleteia.
Se les llama “mándalas”, “telares”, o “flores”, y todo comienza con una invitación a través de WhatsApp con una voz femenina y en tono dulce, casi empalagoso: “Bienvenida, mujer hermosa. Si estás recibiendo esta grabación es porque una mujer muy maravillosa y poderosa está pensando en ti, está confiando en ti, está viendo todo tu potencial, todo tu poder, todo tu amor, todas tus cualidades maravillosas que son fundamentales para participar en este trabajo que estamos haciendo, en este colectivo de mujeres en el cual estamos todas formando parte”. El mensaje insiste en que “somos mujeres empoderándonos unas a otras”. Así comienza una estafa internacional con mecanismos sectarios que promete poder, confianza, prosperidad económica y amor.
¿Cómo funciona?
Todo comienza con una amiga que te propone entrar o con un audio que te envían por WhatsApp. Para entrar hay que hacer un depósito de 1.400 dólares (en América Latina) o de 1.200 euros (en España). Cada grupo comienza con ocho nuevos integrantes llamados “fuegos” que aportan el mismo monto. La suma de los ocho depósitos es cobrada por una sola mujer que está en un nivel superior, en el centro de la flor identificada con otro elemento (agua, tierra o viento).
Después de pagar cada integrante nuevo debe conseguir dos nuevas mujeres para reproducir el sistema piramidal, crecer y multiplicarse y las que van subiendo van cobrando lo que depositan las de niveles inferiores. Aunque los nombres y los símbolos cambian, siempre la que sube cobra 8 veces lo que pagó al comenzar. Luego hacen teleconferencias por Skype o por Zoom. En otras versiones para construir un mandala se necesitan 15 personas, y aunque se multiplicaran a millones de personas, siempre se agotará en algún momento y perderán los del último escalón.
¿Cuándo se concreta la estafa?
Cuando las que entraron en el mandala no consiguen más interesados que les permitan ascender, el mandala se corta y pierden su dinero: ocho pagaron y cobra una sola. Por cada 1.000 mujeres que cobran, 8.000 pierden su dinero. Aunque predican una economía circular donde “todas ganamos y ayudamos a todas a realizar sus sueños”, con una mística comunitaria de apoyo mutuo y “economía sagrada”, enredan con sus mensajes a las incautas que creen en la “lógica” de estos sistemas. Pero la verdad es que el dinero no circula, solo aumenta si se consigue a nuevas víctimas a quien presionar para que puedan ganar quienes están en la cima. Quien no consigue nuevas integrantes, lo pierde todo, no circula nada.
Manipulación sectaria y pensamiento mágico
Insisten mucho en la “confianza” en el grupo, que en realidad son desconocidos y alimentan un discurso paranoide sobre los enemigos que no quieren que sepas este secreto (gobiernos, bancos, etc.), fortaleciendo la fidelidad al sistema y al grupo. Dicen en sus audios: “Le estás dando tu confianza a la otra mujer. Estas confiando en ella, en la mujer que te invitó, estás confiando en ti misma en que vas a llegar hasta el final, estás confiando en todo el círculo y esa confianza se manifiesta en el dinero que regalas”.
Se utilizan técnicas conocidas como hacer sentir especial y única a la persona a captar, como si fueras elegida en forma sobrenatural para entrar al grupo. Se habla del dinero como “energía que se mueve desde el amor” y se hacen llamar a sí mismas “tejedoras”. Cada mujer cumple un rol para que el dinero circule y todo fluya: las que son “fuegos” ponen el dinero, las mujeres “viento” soplan y atraen a nuevos miembros, las “tierras” organizan los encuentros por Skype o Zoom y las “aguas” son cuidadas por el resto hasta que a cada una le llegue “su regalo”.
Las “hermanas mayores” que ya han sido varias veces “agua” y que han sido “bendecidas” con “tantos regalos”, dan testimonios de cómo han dejado sus trabajos y viven de la bendición de sus hermanas menores. Así todas quieren llegar a la cima y se les promete que, si ayudan a otras, otras las ayudarán a ellas.
Buscan generar una dependencia constante a través de mensajes de audio de WhatsApp y que estén siempre atentas, induciendo el vínculo sectario con el grupo. Cada día mandan mensajes de buenos días, con mensajes positivos, elogios, cánticos e imágenes inspiradoras. En muchos casos le agregan contenidos esotéricos y del ambiente New Age con un tono pseudomístico que refuerza el sentirse “especiales” e “iluminadas”. Insisten en la “misión” que tiene cada una, incluso en que formando parte de un mandala atraerán cosas positivas a su vida, curación, amor y prosperidad. Utilizan el símbolo de la flor de loto, conocida en las tradiciones orientales del budismo y del hinduismo, porque significa “regeneración” y nueva vida, con un reforzamiento de la idea de lo “cíclico”.
Aunque el dinero es lo central, no es de lo que más se habla. La interpretación espiritualista y mágica de todo lo que hacen, fortalece la idea de que no se trata de un negocio sino de una red espiritual de empoderamiento femenino. Incluso les hacen creer que, aunque ellas hayan tenido que pagar, son las bendecidas por haber podido entrar al mandala.
En uno de los primeros audios se puede escuchar: “En este primer acto, para poder decir si, te voy a explicar de que se tratan los compromisos. El primer compromiso es entrar al tejido entregando un regalo a la mujer que está en el centro del círculo. Y le vas a dar un regalo con todo tu corazón. No es un préstamo, no es una inversión, es un regalo. Cuando regalas desde el corazón empiezas tu proceso. Lo regalado ya está regalado”.
Al igual que en la mayoría de las estructuras sectarias, primero se las bombardea de afecto y luego se las presiona para conseguir nuevos integrantes. Si no lo hacen, es porque algo anda mal en su vida interior y es culpa de sus pensamientos negativos, miedos o frustraciones. Si no prosperan se les hace creer que es su culpa, no del sistema ni del grupo. Se les hace prometer confidencialidad, compromiso con el grupo y esfuerzo por traer a nuevos “fuegos”. La mística del amor al género femenino y el trabajar por el sueño de todas funciona como una doctrina de repetición constante, todo en clave simbólica referido al telar, las flores, mandalas, hilos, etc.
Incontables mujeres estafadas no denuncian al grupo por no enfrentarse con amigas o familiares que las introdujeron. A su vez, una táctica repetida en las sectas es inducir miedo a quien traiciona al grupo. Las denuncias se multiplican en América Latina, especialmente en México, Argentina, Chile, Ecuador, Colombia y Uruguay, pero ya se han conocido en España también.
Por Miguel Pastorino / Aleteia / Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas