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Luz de Soledad

La película “Luz de Soledad”, que estuvo en algunos cines de México durante breves semanas, contiene en sí misma un enorme testimonio de lo que el amor de Dios puede inspirar en sus hijos y presenta, además, profundas enseñanzas de los valores cristianos.

Es lamentable que las películas católicas duren tan poco tiempo en los cines de México, y es de tristeza que el pueblo católico no sepa responder, con su asistencia, a este cine que da razón de nuestra fe. Las compañías de salas de espectáculos sí las pautan en cartelera, pero sabido es que si en taquilla no hay venta suficiente, se retiran de exhibición, y esto ya no es responsabilidad de las operadoras de cines, sino del público que, siendo católico, no acude a ver cine católico.

Son muchas las ocasiones en las que me han preguntado acerca de religiosas o monjas que cuiden a enfermos en su domicilio, y siempre mi respuesta había sido que no sabía de ello y que no existía congregación alguna con ese carisma. Pues a partir de esta película mi respuesta será diferente, porque “Luz de Soledad” presenta, precisamente, la historia de la congregación de las Siervas de María, cuyo carisma es la atención a enfermos en su domicilio.

Es impresionante conocer el espíritu fundacional y el carisma de esta Congregación de la Iglesia de la que hemos de estar orgullosos todos los bautizados, pues es una realidad que un ejército constituido por un poco más de 1,300 religiosas presentes en 27 países, incluido México, gasten su vida en atender enfermos durante día y noche de forma tal que, como lo establecen sus Constituciones, se caracterizan por ser humildes y sencillas, caritativas, serviciales y alegres, prontas al sacrificio, desprendidas, abnegadas, y se distinguen por un “profundo amor filial a María Santísima, Maestra de la vida humilde y escondida en Cristo”.

La película, que narra los inicios de las Siervas de María, se estrenó en España en octubre de 2016 y llegó a México apenas en enero de 2019. Dirigida por Pablo Moreno y producida por Goya Producciones, presenta la historia de un hombre irascible, convaleciente por una enfermedad, que es cuidado por una religiosa Sierva de María con la que no quiere tratar. Entre esta trama se narran los orígenes y desarrollo de la Congregación religiosa fundada por la Madre Soledad Torres Acosta.

La vida de la Fundadora es, a su vez, fascinante, pues en solamente 61 años de vida logró lo que nadie nunca había hecho: fundar una congregación dedicada a cuidar enfermos en su casa. Ella nació en Madrid el 2 de diciembre de 1826 y murió el 11 de Octubre de 1887. El papa Pío XII la beatificó el 5 de febrero de 1950, y fue canonizada por Pablo VI el 25 de enero de 1970.

Fascinante es también el carisma de estas religiosas, llamadas a ser por vocación contemplativas en la acción, por lo que su vida de oración es muy intensa, ya que dan gran importancia a la oración personal y comunitaria para ser almas de oración al servicio de un apostolado que encuentra su fuerza en la contemplación. Ellas no separan la vida de oración y la vida apostólica. Por la fe viva, descubren a Cristo en cada enfermo y el paso de la capilla a la habitación del enfermo no interrumpe su diálogo con Cristo, pues le aman donde y como Él se encuentre, atentas a lo que Él les pida. Es con este espíritu contemplativo como logran asistir al enfermo con renovadas energías, respetarle, amarle y prodigarle lo necesario. La oración personal es elemento indispensable para garantizar la auténtica vitalidad de su vida interior, pues para las Siervas de María resulta estéril todo esfuerzo de santificación y apostolado que no provenga de la íntima unión con Dios o que no lo fomente mediante la oración, las obras de penitencia y el ejemplo de vida.

La película “Luz de Soledad” recibió el Premio de Cine Alfa y Omega a Mejor Película sobre el acontecimiento cristiano; el jurado del Festival Internacional de Cine Católico premió en 2017 a su director, Pablo Moreno, como Mejor Director por su trabajo en esta cinta; y la protagonista, Laura Contreras, recibió en 2017 el Premio “¡Bravo!” por su interpretación de Santa Soledad Torres Acosta, fundadora de las Siervas de María y también el Premio “Simón” a Mejor Interpretación.

Sin embargo, el público de México, o no fue al cine, o quiso ir a ver otra película. Es una tristeza, porque la boca habla de lo que entra al corazón por los ojos y también por los oídos.

Por Roberto O’Farrill

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