Reflexión homilética para el 18 de Agosto de 2019
Una parte de nuestra vida es dolor y sufrimiento pero debemos superarlo apoyándonos en la fe en Dios y en la confianza que Él mismo nos da. Veamos cómo lo hicieron algunos mereciendo la bendición del Señor.
- Jeremías
Hombre sufrido y fiel.
El rey apreciaba al profeta pero la corte lo odiaba porque les profetizaba la verdad y el castigo de Dios por no obedecer las disposiciones del Señor.
Como suele suceder justificaban su actitud frente al profeta diciendo:
“Muera ese Jeremías, porque está desmoralizando a los soldados que quedan en la ciudad y a todo el pueblo, con semejantes discursos. Ese hombre no busca el bien del pueblo, sino su desgracia”.
Los responsables de la corte arrojaron a Jeremías en una cisterna que no tenía agua sino puro barro deseando que muriera en ella.
El rey Sedecías lo mandó “sacar del aljibe antes de que muera”.
Lo sacaron, pero el profeta siguió anunciando los castigos de Dios porque la corte no quería reconocer sus pecados y profanaciones.
- Salmo 39
Es un salmo hermoso y nos da la impresión de que correspondiera a la situación de Jeremías en el aljibe:
“Me levantó de la fosa fatal, de la charca fangosa”.
En el último versículo se dice “yo soy pobre y desgraciado pero el Señor se cuida de mí”.
Una bella oración que invita a la esperanza en medio del sufrimiento.
- Hebreos
Como el atleta corre con los ojos fijos en la meta, el cristiano debe poner su mirada en el mejor modelo que es Cristo y que venció la tentación… y “renunciando al gozo inmediato soportó la cruz, despreciando la ignominia”.
Por eso Dios lo exaltó llegando a la Gloria donde está sentado a la derecha del Padre.
Recordando al que soportó todos los sufrimientos para salvarnos, seremos fieles y agradecidos.
- Aleluya
Las ovejas fieles conocen al Pastor y lo siguen.
Por su parte, el pastor conoce a cada oveja:
“Yo conozco las mías y ellas me siguen”.
¿Tú conoces a Jesús?
Él sí te conoce y se preocupa por ti.
Descubre los detalles que tiene Jesús contigo y tú debes aprovechar y agradecer.
- Evangelio
El Evangelio nos recuerda estas palabras de Jesús:
“He venido a prender fuego en el mundo y ojalá estuviera ya ardiendo”.
Con estas palabras Jesús da a entender el juicio que habrá por acoger o no el Reino del Padre que Él predica.
Con las palabras “tengo que pasar por un bautismo” entendemos que se refiere a la muerte que Jesús tendrá que soportar para salvarnos.
Después viene la pregunta de Jesús que llama bastante la atención porque dice:
“¿Pensáis que he venido a traer al mundo la paz?”.
Él mismo dará después esta respuesta desconcertante:
“No, sino división”.
¿Cómo entender estas palabras en el Príncipe de la Paz que decía a sus discípulos: “la paz les dejo, mi paz les doy”?
La realidad es esta. El Evangelio divide. Muchas veces incluso a los de la misma familia.
Mientras unos aceptan el Evangelio y sus consecuencias, otros lo rechazan y prefieren vivir a su manera.
La verdad es que el Evangelio lo ha predicado Jesús para unir a los hombres con Dios y con los hermanos.
Pero todo dependerá de cómo lo asumamos siempre contando con la libertad que Dios nos regaló a los seres humanos.
Por eso podemos concluir que el Evangelio quema por dentro que lo acogen como Pablo:
“¡Ay de mí si no evangelizare!”.
Y divide a los que lo rechazan, separándolos de Dios y de los suyos.
Por José Ignacio Alemany Grau, obispo