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Repudiada por ser madre

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No es nada nuevo afirmar que en nuestro país existen fundamentalmente dos tipos de discriminación hacia la mujer. La primera, por el simple hecho de ser mujer y la segunda, por el hecho de ser madre.

 


No es nada nuevo afirmar que en nuestro país existen fundamentalmente dos tipos de discriminación hacia la mujer. La primera, por el simple hecho de ser mujer y la segunda, por el hecho de ser madre.

Del primer tipo, desgraciadamente, vemos ejemplos  a diario en la publicidad sexista, la violencia domestica, la desigualdad de sueldos y oportunidades  en el mercado laboral, etc…El segundo tipo, la discriminación a la mujer por su maternidad, aunque se intenta disimular tranquilizando conciencias con medidas legislativas, laborales y sociales, lamentablemente “no cuela”

Un claro ejemplo  de esta triste realidad que les cuento es lo que ha sucedido hace  tan solo unos días en el Certamen de Miss y Mister España 2007.

Ángela Bustillo, la ganadora de Miss Cantabria 2007, ha sido repudiada y obligada a abandonar el certamen, no por haber remodelado su figura operándose del pecho  ni de las cartucheras, ni por ser menor de edad, ni mucho menos, por  acosar o maltratar a sus competidoras. Ángela, nuestra joven aspirante a modelo, ha sido desposeída de su corona únicamente por ser madre.

¡Alucinantemente vergonzoso y denigrante! La verdad es que cuando conocí la noticia no podía creérmelo, y mucho menos, al leer la razón aludida por los organizadores del certamen. Según parece, las bases exigen a las  aspirantes femeninas  "no haber tenido descendencia ni hallarse en estado de gestación", mientras que a los varones, su paternidad no les afecta por que “no les supone cambios físicos sustanciales que impidan el desempeño de las funciones habituales de una miss o un mister, tales como viajes, pasarelas o desfiles".

¡Menuda igualdad, Dios mío!  Sobretodo, ahora que nuestro gobierno se jacta de la maravillosa  Ley de Igualdad aprobada recientemente, en la que se vende una igualdad teórica inexistente y ficticia para muchas mujeres y madres españolas.

Por esto, aprovecho mi columna, para exigir  “a quien corresponda” que:

-se valore a la mujer por ser como es.

-se reconozca  la dignidad de la mujer y el valor que supone ser madre.

-se materialice en todos los ámbitos de nuestra sociedad, una igualdad de sexos donde la maternidad sea considerada una diferencia valorada  e inestimable para el enriquecimiento no solo a las madres sino a la sociedad entera.

-ninguna mujer sea discriminada por su maternidad y por el abandono de su labor profesional para dedicarse a sus hijos como principal misión en la vida, por considerarlo un deber y  un trabajo fundamental que repercute positivamente en todos los ámbitos de nuestra sociedad.

– no se subestime el genio y el ingenio femenino para llevar a cabo labores profesionales, culturales, sociales y políticas.

-la sociedad en general y los responsables políticos y empresariales posibiliten  a las familias en general y a la mujer en particular el apoyo necesario para que pueda atender con dignidad  a sus hijos, porque no, a nuestros mayores.

– se luche desde todas las instancias de la sociedad a erradicar la violencia contra la mujer como  el aborto, la prostitución, la violencia doméstica,….

– que no pongan a ninguna mujer en situación limite  de elegir entre su carrera profesional y la dedicación a sus hijos.

-……

¡Ándense con mucho ojo los responsables públicos! Yo, como miles y miles de mujeres, no nos vamos a  amedrentar ni a dar por vencidas ante el que nos repudia por lo más hermoso y más propiamente nuestro como es  SER MADRES.

Y, a todas vosotras, mujeres-madres-trabajadoras incansables  os digo aquello que nos dijo Juan Pablo II en su Carta a las Mujeres: “Te doy gracias mujer-madre, que te conviertes en seno del ser humano con la alegría y los dolores de parto de una experiencia única, la cual te hace sonrisa de Dios para el niño que viene a la luz y te hace guía de sus primeros pasos, apoyo de su crecimiento, punto de referencia en el posterior camino de la vida. (….)

Te doy gracias, mujer, ¡Por el hecho de ser mujer! Con la intuición propia de tu feminidad enriqueces la comprensión del mundo y contribuyes a la plena verdad de las relaciones humanas.”