Pura moda

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El problema no es la moda en sí, sino el hecho de que hemos puesto nuestros parámetros de elección de vestido en lo que nos muestre la modelo o el modelos de turno.

Hoy por hoy, la moda es un factor muy importante en nuestra sociedad. Para convencerse de ello basta echar un ojo a nuestras calles y ver, no digo ya el alubión de publicidad, sino a las mismas personas de a pie. Miles y miles llevan puesto algo que está a la moda.

El problema no es la moda en sí, sino el hecho de que hemos puesto nuestros parámetros de elección de vestido en lo que nos muestre la/el modelo de turno, sin ningún otro tipo de discernimiento: Fulanita anunció unos jeans tan cortos que casi ni son jeans, luego yo los usaré; Menganito sólo se abrocha un botón de su camisa, luego yo haré lo mismo.

Y así, absorbemos como arena toda el agua salada de la moda. Con ello nos sentimos “felices”, o al menos más atractivos. Lo que importa es lucirse, airear el cuerpo, ser “agresivos”…

Confieso que los primeros tres párrafos de esta página no se pueden aplicar sin más a todo el mundo. Hay muchísimas personas que se han fajado los pantalones -nunca mejor dicho- y han roto los esquemas del momento. Entre otras, me llama poderosamente la atención una organización llamada Pure Fashion, verdadera protagonista de una nueva revolución.

Cuenta con unos ingredientes un poco especiales. Por un lado, profesionales de moda y mujeres adolescentes y jóvenes de la primera edad que trabajan como modelos. Por otro, una exquisita exigencia en que todo lo que se modele sea estrictamente de buen gusto, pero unido a la más fina modestia. El resultado es una mezcla de glamour y pureza que deja atónito a cualquiera.

Pure Fashion tuvo un nacimiento sencillo. Unos padres de familia, preocupados por los valores de sus hijas, decidieron hacer un desfile de modas en Atlanta, USA. Sus mismas hijas serían las modelos; llevarían ropa elegante, llamativa y decorosa.

Al primer evento acudió apenas un puñado de personas. Todas quedaron encantadas, así que decidieron repetir la experiencia el año entrante. Su éxito creció, hasta que el experimento se convirtió en una organización que monta desfiles cuyos boletos conviene reservar con meses de antelación.

Pure Fashion no “juega a la moda”, quiere cambiar el mundo cambiando los corazones, la mente y la ropa. Busca crear una corriente que influya realmente en los diseñadores, de manera que se convenzan de que el mercado les pide ropa diferente. No todas las chicas están dispuestas a enseñar el ombligo; hay millones de ellas que no quieren ni necesitan hacerlo para verse muy guapas y atractivas.

Como una bola de nieve, Pure Fashion arrastra cada vez más personas que se suman a sus iniciativas, logrando así el inicio de una sociedad mucho más armónica y amigable. Se trata de una de esas semillas de mostaza que se está convertido en un árbol frondoso y lleno de frutos.

Más información en www.purefashionshow.org

Ramón Canals / Buenas Noticias