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La Inmaculada contradice a Europa

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Diseñador de la bandera metió a la Inmaculada en la bandera de Europa.

José Ignacio Alemany Grau, Obispo (Perú)

El 8 de diciembre lleva consigo un aroma de primeras comuniones en la mayor parte de los países católicos, incluidos muchos de Europa.

Por otra parte, multitud de jóvenes celebra con vigilias a la Inmaculada como Madre de la pureza que tanta falta hace en nuestro mundo.

Resulta, pues, interesante que la Europa oficial se vaya separando cada día de todo lo que sea cristiano y pretenda crear un ambiente que niega hasta sus raíces cristianas.

Esto es como hacer la historia desde el futuro. Me explico.

La historia recoge los hechos pasados de un pueblo. Pero la historia que nos quieren presentar prescinde de lo que sucedió en el pasado.

Negar las raíces cristianas de Europa es negar a los grandes compositores, Beethoven, Mozart, Haendel.; es negar a los arquitectos que se inspiraron en la fe para construir las maravillosas catedrales… es negar a tantos pensadores que escribieron sobre Cristo, unos a favor y otros en contra. pero todos inquietos para construir o destruir la fe en el hombre Dios que dividió la historia. Precisamente porque el año del nacimiento de Jesús dividió la historia, el año en que se adoptó oficialmente la bandera de Europa fue el 1955.

Frente a todas estas cosas que, para una persona que piense, más parece la rabieta de un adolescente que la actitud madura de personas mayores de una Europa madura, quiero ayudarte a admirar conmigo algo que no sabía y que descubrí leyendo a Angelo Comastri en su libro "No olvides a tu madre".

El año 1950 el "Consejo de Europa" convocó un concurso para que todos los artistas europeos participaran en el esbozo de la bandera de la Europa unida. ¿Quién ganó?

Un joven diseñador llamado Arsène Heitz que presentó doce estrellas colocadas en círculo sobre un fondo azul. Según cuenta el mismo autor, se le ocurrió este diseño porque era muy devoto de la Virgen y diariamente rezaba el rosario. Precisamente, cuando se enteró del concurso europeo, estaba leyendo la historia de Santa Catalina Labouré y pudo admirar la medalla de la Virgen con las doce estrellas. Le impresionaron tanto, que las presentó al concurso de la bandera.

Más todavía: Cuando el número de estados de la Unión europea superó el doce, pensaron añadir estrellas, pero el presidente de la comisión (de religión judía) Paul M. G. Levi explicó que el número doce representa un símbolo de plenitud.

¿Más todavía? La bandera azul con el círculo de doce estrellas se adoptó oficialmente el ¡¡8 de diciembre!! de 1955.

Algunos piensan que porque las autoridades europeas se hayan "pasado" adoptando un relativismo absoluto, marginando a Dios y todo lo que se refiere a la religión, aceptando como ley suprema el libre albedrío y llegando a pensar que la verdad depende de las opiniones o votos de un grupo de personas, etc., etc., ya se acabó el cristianismo de Europa.

Yo resaltaría tres cosas innegables:

1. Es un hecho, comprobado por la historia, que cuanto más se persigue a la Iglesia de Jesús, más crece no sólo en número sino ante todo en compromiso y fidelidad al Evangelio.

2. Que mientras oficialmente se rechaza todo lo que pueda ser religión, sigue habiendo multitud de personas que viven el Evangelio con un compromiso más radical que antes.

3. En esa misma Europa la Virgen María ha adquirido muchos compromisos, y Ella es fiel al pueblo que la aclama:

La Inmaculada en España (sin olvidar al Pilar de Zaragoza); en Francia Lourdes con su procesión de cirios en la noche; en Portugal la Virgen de Fátima con sus palomitas y tres niños; en Polonia la Virgen de Czestochowa con el corte que le hicieron en la cara; la Madre de Dios de Kazan en Rusia; Loreto, con la casita de la Virgen en Italia; la Natividad de María en Lituania, con su aparición a los pastorcitos en 1912; la Virgen Negra en Letonia; Mariazell en Austria que todavía saborea la visita de Benedicto XVI; la Virgen del Carmen con su escapulario en Inglaterra; Yugoslavia con Medgugorje y sus jóvenes y Alemania con la Virgen de Schoenstatt. Solamente cito estas recordando que hay doce estrellas en la bandera de Europa. De la misma manera que el número de doce estrellas representa a muchos países, también estas doce advocaciones podrían ser tantas como las cuentas del rosario, incluidos los luminosos de Juan Pablo II.

Y, si alguno cree que esta vivencia no existe que visite los santuarios y verá cómo la Inmaculada sigue velando por Europa.