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Frente a la crisis de valores

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Nuestra sociedad se encamina y avanza a una terrible crisis donde lo que importa es el beneficio material dentro de una vida hedonista que encierra al hombre de hoy en cuarto e cemento que cada día se encierra entre hierros contra delincuentes.

Padre Marcelo Rivas Sánchez (Venezuela)

Nuestra sociedad se encamina y avanza a una terrible crisis donde lo que importa es el beneficio material dentro de una vida hedonista que encierra al hombre de hoy en cuarto e cemento que cada día se encierra entre hierros contra delincuentes.

Iglesia no puede estar al margen de lo que sucede y lucha, abrazo partido, por los valores religiosos, morales y espirituales, que forman parte de nuestro patrimonio, y que han modelado su identidad y han forjado a muchas generaciones. La Iglesia no quiere que esos valores no caigan en el olvido.

La Iglesia hace un llamado a todos y de forma urgida a los laicos comprometidos para dentro de su fe no se dejen invadir por las formas desleales que van surgiendo en la sociedad. Llamando la atención para que no pasemos por alto la responsabilidad que tiene el estado en referencia a los derechos fundamentales de la persona humana y el respeto por su dignidad.

Esta Iglesia que ha caminado a la luz de la resurrección sabe muy bien y conoce los precipicios, las caídas, los obstáculos por las cuales el tentador (engañador de oficio) se apoya para destruir y embaucar a cada uno de nosotros.

Nos llama la atención el Vaticano II donde nos invita a distinguirnos por la fuerza que nos da Jesucristo de estar en la carne pero no vivir según la carne. Deben ser como el alma que se extiende por todo el cuerpo, pero sin ser del cuerpo. Entonces, los cristianos: habitan en el mundo, pero sin regirse por los criterios del mundo.

Todos llamados. Nadie excluido. Nadie puede permanecer indiferente a lo que sucede en nuestro mundo. Por la esperanza bien entendida nos hace capaces de compromisos en la trasformación personal y la del mundo. Todos deseamos y queremos la justicia y la paz.

Todos delante de una vocación. Todos llamados  a la comunión. Aunque haya diversidad, aunque los demás piensen diferente, siempre tender a la unidad. Porque lo que quiere Dios es que todos busquemos lo mejor y ese mejor es: que no haya marginados, oprimidos y explotados. Esto se debe lograr aquí y ahora, no después o más tarde.

Una religión para la vida y no de prácticas mortuorias. La religión tiene una dimensión social y política que es compromiso cristiano y a la vez compromiso ciudadano que nadie puede excusarse.

De todo lo anterior hay que preguntarse.

¿Por qué voy a misa los domingos?
¿Vale la pena rezar?
¿Es importante ser buen ciudadano?
¿Frente a los problemas actuales qué dice el cristiano de hoy?

Vale la pena participar como cristiano consciente y como ciudadano consecuente. Pues los males de hoy serán los legados dejados a nuestros hijos.

http://www.diosbendice.org/