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Trinitarios, 13

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Hay pocos libros que nos aseguran la dicha de conseguir lo que con tanto acierto afirmaba  San Agustín cuando repetía aquello de: "Cuando rezamos hablamos con Dios, pero cuando leemos es Dios quien habla con nosotros."

…Y le alargaron un papel escrito a máquina con tinta roja y un alfiler grande de cabeza negra que rezaba: como era fascista y además quería ganar el cielo le proporcionamos esta gran ocasión para que pueda comunicarse con el reverendo padre de las almas católicas. Dios os guarde muchos años en su pecho.
Firmado: ¡la justicia del pueblo!”

Hay pocos libros que nos aseguran la dicha de conseguir lo que con tanto acierto afirmaba  San Agustín cuando repetía aquello de: "Cuando rezamos hablamos con Dios, pero cuando leemos es Dios quien habla con nosotros."

Debo confesar que tener uno de esos libros  entre mis manos, sentirme transportada a otra época, abrir ante mi otra vida por la que poder pasear con sosiego, como un personaje más, es uno de los placeres más reconfortantes con los que enriquecer mi –poco- tiempo libre.

Pues bien, precisamente es eso lo que me ha pasado con TRINITARIOS, 13, de Juan de Ribera Ivars, periodista.

Una novela histórica que nos narra las peripecias que tendrán que vivir Pilar y Antonio Villalonga para eludir el acecho al que se verán sometidos por oscuros intereses, vinculados a las Logias, durante 1935 y 1936, en una Valencia convulsionada por los desafueros que llevarán a la Guerra Civil. Una historia llena de vida, envuelta en las costumbres y el encanto de la Valencia entretenida y festiva que intenta poner buena cara durante el prólogo del drama social que se avecinaba. Un recorrido dramático sobre un escenario costumbrista que refleja con precisión las raíces y vocación valenciana del autor y el trabajo de investigación realizado a través de documentos, recuerdos, objetos conservados y aportaciones de amigos y allegados a la familia.

A lo largo de la novela vas conviviendo con personajes a los que, sin apenas darte cuenta, te sientes muy próximo: Adela, Medina, Ángeles… y otros, divertidos, singulares y castizos a quienes quizá hayas visto por tu  barrio: Marcelino, el farmacéutico, por ejemplo; y que han de depararte más de una sorpresa. De su mano se desvelan las claves que explican los avatares padecidos por la familia en aquellos días difíciles y que pondrán de relieve el desgarro social vivido durante estos trágicos años de la historia de España. Pero, sobretodo, nos muestra la conducta responsable y generosa de los protagonistas en  el trasiego de su vida diaria contra la amenaza y la muerte que les acecha.

La vida cotidiana de la burguesía valenciana se prepara para lo peor ante las amenazas radicales de las izquierdas, como clamaba Largo Caballero: “La clase trabajadora tiene que hacer la revolución…Si no nos dejan iremos a la guerra civil. Cuando nos lancemos por segunda vez a la calle que no nos hablen de generosidad y que no nos culpen si los excesos de la revolución se extreman hasta el punto de no respetar cosas ni personas…” o aquella otra amenaza de Andreu Nin “La Iglesia será destruida. Se dará la tierra a los campesinos y la libertad a las nacionalidades. Las revoluciones burguesas dejan intacto el aparato del Estado…”

TRINITARIOS, 13 – confiesa el autor- es un homenaje a los miembros de aquella familia que perdonó y olvidó.

He leído esta novela de intriga con verdadero deleite. Algunas lecturas, además del placer de la buena literatura, nos proporcionan una valiosa oportunidad de reflexión, de análisis, de volver a comprobar una vez más –en la vida no nos faltan oportunidades para hacerlo– cómo gente corriente y moliente, ‘ordinary people’, gente del montón, es capaz de comportamientos extraordinarios si se sabe dónde ir a nutrirse de la fuerza requerida. TRINITARIOS, 13 es una de ellas. Os la recomiendo.

Remedios Falaguera (España)