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Resonancias de la visita del Papa

Ha terminado la visita que el Papa Benedicto XVI ha hecho a México. “Breve pero intensa”, como él mismo la calificó. Visita a la Arquidiócesis de León, pero ahí nos hicimos presentes casi todos los obispos de México y muchos obispos de otros países de América, también millones de fieles de todo el país. Visita que luego continuó a Cuba.

Un hombre anciano vestido de blanco, pero cuyas palabras y acciones movilizaron millones de corazones. No vino a presentarse a sí mismo, sino, como Vicario de Cristo, vino a hacer presente a Cristo, a Dios. Con sencillez y apertura, se entregó totalmente y el pueblo correspondió. Así brotó lo que yo tanto anhelaba: la confianza y el cariño que el pueblo había tenido a Juan Pablo II, se expresara al nuevo Pontífice, o sea que se fuera más allá de las normales comparaciones que se hiciera entre ambos. Sin borrar la figura y el testimonio de Juan Pablo II, a quien veneramos incluso como Beato, ahora reconocemos la persona y el testimonio de Benedicto XVI: con visibles limitaciones físicas, pero dueño de sí mismo para darse totalmente en lo físico, en el afecto, en la mirada profunda y sostenida, en la escucha atenta, en la entrega de su inteligencia y de su espiritualidad.

Ha venido como “sembrador de fe, de esperanza y de amor”; pero el Papa no ha sembrado desde cero, sino que también ha venido “para confirmarnos en la fe”, o sea a revitalizar lo que ha sido sembrado antes. El Papa lo ha hecho con eficacia. Nos recordó que Dios nos ama y nos ha dado capacidades para resolver la realidad difícil y dolorosa que nos invade, con la certeza de que el mal no tiene la última palabra, sino la verdad, el bien, el amor. “En la vida personal y comunitaria, no bastan las estrategias humanas, sino que es necesario recurrir también a Dios, el único que puede dar vida en plenitud”.

En la medida de nuestras responsabilidades personales, familiares, sociales y pastorales, nos corresponde atender los frutos de la visita del Papa Benedicto XVI no sólo como un acontecimiento hermoso que se empiece a quedar en el recuerdo, sino como el don de Dios que nos ha sido concedido y la tarea humana que Dios espera que realicemos. El Papa nos ha convocado a “superar el cansancio de la fe y recuperar la alegría de ser cristianos, de estar sostenidos por la felicidad interior de conocer a Cristo y de pertenecer a la Iglesia.”

A los mensajes del Papa se suman los mensajes de saludo de Mons. Guadalupe Martín Rábago, Arzobispo de León, y de Mons. Carlos Aguiar Retes, Arzobispo de Tlalnepantla y Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, también los saludos del Presidente de la República, Felipe Calderón Hinojosa. Todos estos mensajes nos dan un panorama objetivo de la realidad nacional, para afrontarla con fe, esperanza y amor. De modo que es bueno volver a dichos mensajes, que nos iluminen y estimulen en las responsabilidades diarias.

 

+ Rodrigo Aguilar Martínez

Obispo de Tehuacán