Ante la bola de nieve que crece imparable en época de tormentosas complicaciones para la sede papal hasta la elección del sucesor de Benedicto XVI por el colegio cardenalicio, se han sucedido los peores ataques a la iglesia que hayamos podido conocer durante los últimos años a través de la prensa escrita, y que nos recuerdan sin atisbo de dudas a las calumnias malintencionadas que ya se vertieron contra la curia romana a raíz del caso de Emanuela Orlandi y Mirella Gregori.
Todos los católicos pudimos comprobar por este caso que la mayor raiz del mal de la pederastia en la Iglesia se encontraba en North American Man Boy Love Association, organización criminal de abuso de menores que tuvo sus origenes a principios de los años 80 y autora material del secuestro así como desaparición de ambas adolescentes, y que con su desarrollo fue la máxima responsable de la proliferación de redes homosexuales y pedófilas en el seno de la iglesia norteamericana que por causa de la tibieza de algunos pastores que no excomulgaron a sus responsables y tampoco denunciaron a la justicia tales actos criminales, permitieron su actuación en NAMBLA. Ver / descargar.
Asimismo, y ante la necesidad de otorgar un mínimo de credibilidad a la acción del Espíritu Santo que debe actuar como guía del pueblo cristiano al margen del cinismo de los medios de comunicación que absuelven a NAMBLA mientras culpan al Papa, con mucha pena y tristeza no es de extrañar con los tiempos que corren que veamos la decisión del Santo Padre de manifestar su deseo de retirarse en oración y reflexión, meditación y clausura voluntaria porque aunque de los problemas con los que ha tenido que lidiar se ha fortalecido en espíritu en cambio ha salido maltrecho en su estado de salud ya que los grandes disgustos en su vida durante casi ocho años de pontificado le han pasado factura, y aunque ha mantenido el tipo hasta el último momento, por razones de fuerza mayor, es decir, cansancio físico y mental, se ha visto obligado a tomar esta dolorosa decisión, porque su deseo fuera continuar al frente de la cátedra de Pedro pero las fuerzas le abandonan.
En esta situación su entereza corporal no le acompaña ya que necesita afrontar muchos compromisos, viajes, catequesis, audiencias, y un largo etcétera de actividades que un buen estado de salud los harían llevaderos pero por motivos de vejez a sus 85 años por prudencia le han hecho tomar esta decisión.
Le apoyamos como así hicimos durante todo su pontificado, porque así lo hemos defendido, ya que en él veíamos a su misma santidad Juan Pablo II. Pero, ahora la pregunta que sobreviene es ¿ quien le sucederá ?, nuestra apuesta por la continuidad, como así fue su papado, tiene una respuesta lógica, su camarlengo, el Secretario de Estado del Vaticano, el Cardenal Tarcisio Bertone, hacia quien guardamos el debido respeto y admiración como brazo derecho de Benedicto XVI durante muchos años de penurias y contratiempos.
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