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La madre, el regalo más grande que Dios nos ha hecho

Tuve la inmensa fortuna, gracia y alegría, de asistir con mi madre hace unos días al festival que con motivo del Dia de las Madres, se organizó en el Colegio de mi hijo.

Juanito, estaba emocionado, feliz de «la sorpresa» que nos iba a dar a su abuelita y a mi. Bailó, recitó, cantó, y luego me entregó un mandil pintado por el, con la huella de su manita en la bolsa… entonces pensé en la huella que el y sus hermanos han dejado en mi vida, pero pensé también en la huella que yo debo dejar en la suya.

Ya por la tarde, me dijo un poco triste, que no me había podido cantar bien, porque no había estado justo enfrente de el, que quería cantarme la canción que mas le gustaba y que había estudiado con mucho empeño.

No puedo negar la emoción tan inmensa que sentí, jamás pensé significar tanto para mis hijos, nunca me lo había cuestionado. Entonces, cantó la siguiente canción, conocida de todos, pero que vale la pena recordar:

SEÑORA

A ti que me diste tu vida, tu amor y tu espacio
A ti que cargaste en tu vientre dolor y cansancio
A ti que peleaste con uñas y dientes
Valiente en tu casa y en cualquier lugar
A ti rosa fresca de abril
A ti mi fiel querubín
A ti te dedico mis versos, mi ser, mis victorias
A ti mis respetos Señora, Señora, Señora
A ti, mi guerrera invencible
A ti, luchadora incansable
A ti, mi amiga constante de todas las horas

Su nombre es un nombre común, como las margaritas
Siempre mi boca presencie constante en mi mente
Y para no hacer tanto alarde
Esa mujer de quien hablo
Es linda mi amiga, gaviota
Su nombre es: mi Madre

A ti que me diste tu vida tu amor y tu espacio
A ti que guardaste en tu vientre dolor y cansancio
A ti que peleaste con uñas y dientes
Valiente en tu casa y en cualquier lugar
A ti, rosa fresca de abril
A ti, mi fiel querubín
A ti te dedico mis versos, mi ser, mis victorias
A ti mis respetos Señora, Señora, Señora
Y para no hacer tanto alarde
Esa mujer de quien hablo
Es linda mi amiga, gaviota
Su nombre es: mi Madre

Todos tenemos una madre, aquí o viéndonos desde el cielo, todos recordamos los sacrificios, los desvelos, las angustias que ellas han pasado o pasaron por nosotros. Si, las madres damos la vida en sentido espiritual y físico por los hijos, cada problema, cada circunstancia, cada etapa de su vida, es una constante angustia, un darse en plenitud para que ese niño, sea una buena persona, un buen ciudadano, un hombre cabal. La madre pelea figurativa y realmente por la salud física, espiritual, intelectual, emocional y moral de cada uno de los hijos.

Hace poco, un amigo que ya tiene a su madre en el cielo, comentaba sobre la trascendencia que tuvo y tiene ella en su vida, y lo definía en una manera muy gráfica y muy simple: soy lo que soy, en gran medida, gracias a mi madre.

Observando a una amiga muy querida, ejemplo de madre para las mujeres de hoy, llegué a la conclusión de lo que es ser una buena madre. Gracias Lucy, creeme que tu ejemplo ha sido trascendente en mi vida:

Ella, la mamá ha sido la primera para educarnos en valores (respeto, libertad, virtudes), psicológicamente (temperamento, carácter, seguridad), intelectualmente (enseñar a estudiar, cursar de nuevo la escuela con los hijos), espiritualmente (enseñar a amar, hablar y creer en Dios), laboralmente (enseñar a trabajar) culturalmente (apreciar el arte, la cultura, la historia, las tradiciones) Es decir, la madre es una especie de poliprofesionista que se especializa en todo para darse y servir a sus hijos.

La madre, sirve completamente, entregándose, en la enfermedad, el dolor, el sufrimiento, durante el embarazo desde el primer instante de la concepción y hasta el parto, sirve a su Patria en la formación de buenos ciudadanos.

La madre, protege de vicios, malas amistades e influencias La madre, es el símbolo de confianza, seguridad para cada hijo, ayudando a la formación de su personalidad

La madre ejemplar, es congruente, decidida y valiente para defender los valores esenciales de la vida humana, para iniciar a los hijos en el ejercicio de la auténtica libertad.

La madre sobre todo, nos ha amado, pues el amor es la dinámica esencial del ser humano, es el acto supremo de la libertad, por medio del cual, una persona elige y realiza entregándose a si misma, el bien a otro. El amor maternal es el más sublime, ya que se da sin recibir nada a cambio, se da, porque el hijo es el tesoro, el don más grande que tiene una madre, y el tenerlo es ya suficiente paga

La madre alaba a Dios porque solo se entiende el misterio y el don de la vida, la maravilla de un nuevo ser humano gracias a Aquel que la da y la hace posible

Los regaños, los llantos, las alegrías, las tristezas, las angustias, las sonrisas, las victorias, todo es por amor, todo lo da la madre sin pensar en que se está dando, porque es tal su amor que ni siquiera cuestiona el sacrificio o el dolor que algo le puede provocar.

Comprendiendo todo lo que significa una madre, no puedo dejar de agradecer a mi madre. Gracias mamá, porque tu eres la que ha puesto el ejemplo de fortaleza y sacrificio, de entrega y generosidad, de entusiasmo y trabajo, de fe y esperanza, de amor y de lucha. Tu has sido mamá el cimiento de la familia, el sostén de mi padre. Tu ejemplo ha trascendido los límites familiares, has sido luz en tu trabajo, en tu labor social. Quien te conoce bien mami, no puede dejar de quererte y admirarte, gracias mamá por tus regaños, por tus consejos, por tu empuje, por tu visión, por preocuparte, por ocuparte, aun cuando ya no estoy dentro de casa, porque una madre no deja de ser madre nunca, porque siempre le preocupará como están sus hijos, aun cuando ellos ya estén muy lejos, Gracias por ese amor que no merezco, pero que valoro inmensamente, gracias mamá

«Te doy gracias mujer madre, que te conviertes en seno del ser humano con la alegría y los dolores de parto de una experiencia única, la cual te hace sonrisa de Dios para el niño que viene a la luz y te hace guía de sus primeros pasos, apoyo de su crecimiento, punto de referencia en el posterior camino de la vida» Karol Wojtyla

Por Rosa Martha Abascal de Arton

Publicado originalemente aquí en periodismocatolico.com el 27 de mayo de 2003