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La paz del mundo: ¿equilibrio o armonía?

¿Por qué no hay paz en la tierra?

No; no hay paz; hay solo apariencia de paz, equilibrio de miedo, compromisos precarios.

En física hay equilibrio cuando las fuerzas que actúan sobre un cuerpo se anulan entre sí. De este modo se consigue una situación de igualdad. Tal sucede, por ejemplo, cuando el fiel de la balanza se encuentra en el punto cero. Se trata de un principio de física que ha sido útil al hombre.

Este concepto, se aplica erróneamente en la dimensión social del ser humano con la intención de preservar la paz, el progreso o el poder. Es así que, lamentablemente en el escenario mundial, podemos observar dos actitudes de gobiernos que afectan el orden social, político y religioso de sus propios países, influyendo negativamente en el resto del mundo.

Estas son:

  • Ideologías que buscan el equilibrio social anulando las diferencias naturales entre las personas, pretendiendo que todos seamos iguales en un errado concepto de justicia, o búsqueda del bien común. Limitando o coartando definitivamente la libertad personal, en donde es el hombre para las instituciones y no las instituciones para el hombre.
  • Gobiernos que consideran que igualando la capacidad bélica y de   destrucción entre dos países, ninguno de los dos se atreva a atacar al otro, gastando enormes cantidades de dinero en armamento que podrían ayudar a mejorar la calidad de vida de sectores de su propia sociedad que viven en pobreza.

La armonía en cambio, es cuando las fuerzas opuestas no se anulan recíprocamente, sino que convergen complementándose en una justa proporción. Esto ocurre, por ejemplo con un instrumento musical, el piano; la proporción entre los sonidos de cada tecla hace posible la belleza de la música.

Esto aplica correctamente en las relaciones entre las personas.

Hablar de equilibrio es hablar de cantidades que se contrapesan entre sí. Hablar de armonía es hablar de cualidades que se complementan. De aquí el principio de complementariedad en las relaciones humanas, y la verdad de que el hombre es sociable por naturaleza, porque solo de esta manera desarrolla e intercambia toda la riqueza en su unicidad e irrepetibilidad personal. Desplegando todas posibilidades de su coexistencia para la felicidad, la paz y el progreso.

Las soluciones de equilibrio anulan las ricas diferencias de ser y de pensar. Las soluciones de armonía, en cambio, necesitan de estas diferencias para trabajar en ellas y alcanzar la superación. Las diferencias entonces, se convierten en factor de armonía, de buenos resultados. Y este debe ser el trabajo del buen quehacer político.

Por error, se promueven soluciones que pretenden equilibrar fuerzas divergentes, y lo que logran es fomentar la rivalidad de discordias latentes que entran en abierto conflicto, cuando una de las fuerzas parece aventajar a otra.

Por el contrario, cuando se busca la armonía, “los individuos y las naciones, en lugar de enfrentarse en un antagonismo estéril, conjugan sus fuerzas en la búsqueda del bien común.

Necesita el hombre reencontrarse con la paz que solo se consigue a través del vencimiento de su naturaleza caída, para abrir su amor a los demás, aprovechando lo mejor entre nosotros mismos.

Necesita el hombre reencontrarse con en la propuesta de Nuestro Señor Jesucristo:

“La paz os dejo, la paz os doy, pero no como la da el mundo”  

Revista Ser Persona