Muchos experimentan dos situaciones como si fueran contrapuestas: el tiempo de estudio, escuela y trabajo pasa demasiado lentamente; en cambio, el de vacaciones pasa muy rápido.
Esto es por las motivaciones en juego. Así como vivimos intensamente las vacaciones, también así se puede vivir el tiempo de estudio y trabajo. De hecho ambas situaciones deben entretejerse armónicamente en la vida en una perspectiva performativa, o sea de desarrollo, de camino hacia la plenitud.
En este sentido, las vacaciones deben dar posibilidad de descanso y también disposición para retomar el ritmo de estudio y trabajo con empeño.
Se acerca el tiempo de regreso de vacaciones escolares. Revisando el tiempo escolar transcurrido anteriormente, que no se cometan los mismos errores, por ejemplo de descuido y negligencia. Conviene disponernos para aprender más, amar lo que aprendemos y que se traduzca en conducta correspondiente. O sea estudiar y aprender para ejercitar en la vida.
Esta disposición para concluir las vacaciones y regresar a clases, es saludable que se alimente de la oración: dialogarlo con nuestro Padre Dios, que nos conceda su Espíritu para que nos ilumine, conduzca y sostenga en el seguimiento y testimonio de Jesucristo. Que, con la gracia de Dios, nos sostengamos todo el año en los propósitos iniciales. Habrá fatigas y renuncias, pero nos fortalecerán si las vivimos con criterios de verdad, de bien y de solidaridad.