Home > Espiritualidad > Reflexión > Verdad, belleza y poesía en el Papa

Verdad, belleza y poesía en el Papa

¿Qué persona abierta al bien, no se asombra y siente deseos de mejorar, cuando mira, lee o escucha al  Papa Francisco, otro Papa santo de nuestra época?  Hago mías  estas palabras de Jorge Mario Bergoglio en Argentina  (2002), sobre la Comunicación, llenas de verdad,  ternura y poesía. :

«(…) Bien, verdad y belleza son inseparables cuando nos comunicamos: inseparables por presencia o también por ausencia, y en este último caso el bien no será bien, la verdad no será verdad ni la belleza será belleza (…).

En el Jesús roto de la cruz, que no tiene apariencia ni presencia a los ojos del mundo y de las cámaras de TV, resplandece la belleza del amor hermoso de Dios que da su vida por nosotros. Es la belleza de la caridad, la belleza de los santos.

Cuando pensamos en alguien como la madre Teresa de Calcuta, nuestro corazón se llena de una belleza que no proviene de los rasgos físicos o de la estatura de esta mujer, sino del resplandor hermoso de la caridad con los pobres y desheredados que la acompaña.

Del mismo modo hay una hermosura distinta en el trabajador que vuelve a su casa sucio y desarreglado, pero con la alegría de haber ganado el pan de sus hijos. Hay una belleza extraordinaria en la comunión de la familia junto a la mesa y el pan compartido con generosidad, aunque la mesa sea muy pobre. Hay hermosura en la esposa desarreglada y casi anciana, que permanece cuidando a su esposo enfermo más allá de sus fuerzas y de su propia salud.

Aunque haya pasado la primavera del noviazgo en la juventud, hay una hermosura extraordinaria en la fidelidad de las parejas que se aman en el otoño de la vida, esos viejitos que caminan tomados de la mano. Hay hermosura, más allá de la apariencia o de la estética de moda en cada hombre y en cada mujer que viven con amor su vocación personal, en el servicio desinteresado a la comunidad, a la patria; en el trabajo generoso por la felicidad de la familia, comprometidos en el arduo trabajo anónimo y desinteresado de restaurar la amistad social.

Hay belleza en la creación, en la infinita ternura y misericordia de Dios, en la ofrenda de la vida en el servicio por amor. Descubrir, mostrar y resaltar esta belleza es poner los cimientos de una cultura de la solidaridad y de la amistad social”.