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Vuelve el debate del aborto

Ha vuelto el debate político y social del aborto; si bien, la apuesta por la vida de todos jamás se fue de la mente  de tantos españoles solidarios con los niños  no nacidos. Desde la antigüedad, se popularizó esta frase: “Soy hombre y nada de los humano me es ajeno” (Terencio, s. II).  ¿Debe el Estado proteger la vida humana? Con raíz en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, art. 3, nuestra Constitución de 1978 declara: “Todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes (…)”. Todos,  son todos. ¿Por qué tenemos leyes que excluyen al niño por nacer? Sólo la Iglesia Católica defiende la vida sin fisuras. Vemos que, hoy, los partidos políticos con implantación en las Cortes, no advierten  su deber prioritario de defender toda vida humana, ni  se dan cuenta de la degradación moral que supone el aborto; ni  siquiera parece que se percaten del invierno demográfico,  que pone en riesgo la continuidad de las Pensiones.

El aborto provocado es terminar violentamente con la vida de un niño por nacer en alguna de sus fases de su desarrollo o crecimiento. Todos somos muy sensibles en casos como el de Julen de Totalán (Málaga);  pero ¿nos lamentamos por las víctimas del aborto? Según datos oficiales, fueron  94.123 los abortos provocados en España en 2017. La Biología Celular y Molecular, la Embriología y la Genética (ciencias experimentales) demuestran que la vida comienza en la fecundación; que todo ser vivo pertenece a su propia especie desde el primer momento de su existencia, sin saltos o cambios cualitativos, pues sólo varía el aspecto según la fase del desarrollo; que tenemos el mismo patrimonio genético durante toda nuestra vida. Los  científicos Keith Moore, TVN Persaud y Mark Torchia aseguran que “el desarrollo humano es un proceso continuo que comienza cuando un ovocito de una hembra es fertilizado por un esperma de un macho”.  ( The Developing Human: Clinically Oriented Embryology,  en su última Edición, 2015). Y aún sin conocimientos científicos, todo el mundo lo sabe si no está cegado por el egoísmo o por ideologías antinatalistas. Decir que antes de nacer o en las primeras semanas de vida no somos humanos, es, además de falso,  lo más tonto que se pueda oír; pero quizá no sea tanto la estupidez, cuanto la cobardía e hipocresía.

Por Josefa Romo