Home > Análisis > El llamado vigoroso a la Santidad Apostólica

El llamado vigoroso a la Santidad Apostólica

Durante los últimos cuatro fines de semana, en medio de los escándalos continuos de abuso sexual en la Iglesia en los Estados Unidos y en todo el mundo, he tenido el privilegio de concelebrar en tres Misas de ordenación a hombres que he conocido desde su primer mes de universidad en La Universidad Católica de América debido a mi trabajo pastoral allí.

También fueron instrumento en el crecimiento y desarrollo del Centro del Apostolado Católico en sus primeros años. El diácono Alex Boucher de la Diócesis de Portland, el Diácono Joseph Hubbard de la Arquidiócesis de Boston y el Padre Andrew San Hilaire de la Diócesis de Harrisburg, junto con otro alumno de la Universidad Católica y colega del Centro, el Padre Brett Garland de la Diócesis de Columbus, quien fue ordenado el año pasado, son hombres de oración inquebrantable, servicio desinteresado y gran integridad. Se esfuerzan por vivir vidas de santidad gozosa. Cada uno de ellos, a su manera, me ha ayudado a ser un mejor sacerdote y un mejor palotino.

Ellos y muchos jóvenes que están dedicados a Cristo y a su Iglesia me dan muchas esperanzas, no solo para el futuro sino ahora. Lo veo todos los días en el ministerio, especialmente con el equipo del Centro, muchos de los cuales presenciaron junto conmigo las ordenaciones de estos hombres. El Papa Francisco también tiene esta esperanza cuando dice en su Exhortación apostólica, Christus Vivit: “El Señor no puede faltar a su promesa de no dejar a la Iglesia privada de los pastores sin los cuales no podría vivir ni realizar su misión. Y si algunos sacerdotes no dan un buen testimonio, no por eso el Señor dejará de llamar. Al contrario, Él redobla la apuesta porque no deja de cuidar a su Iglesia amada». (275)

El Diácono Boucher y el Diácono Hubbard serán ordenados sacerdotes el próximo año, si Dios quiere. Por favor, manténgalos a ellos, a los Padres Garland y San Hilaire en sus oraciones mientras ministran para y con el Pueblo de Dios. ¡Que la Santísima Virgen María, Reina de los Apóstoles y Madre de la Iglesia, y San Vicente Pallotti, celoso y fiel sacerdote de la Diócesis de Roma y fundador de la Unión del Apostolado Católico, ¡puedan interceder por ellos y por nuestra Iglesia!

¡Qué la Caridad de Cristo los aliente a ellos y a nosotros!

En Cristo, apóstol del Padre Eterno,

Por Padre Frank Donio S.A.C.

www.centrodelapostoladocatolico.org