Normalmente, más aún a partir del atentado contra las Torres
Gemelas y el Pentágono, nos vemos acuciados por escenas de extrema
violencia de terrorismo, de contraataque al terrorismo, de miseria,
hambre, muerte.
¿Cuántas veces vimos una y otra vez en la pantalla de nuestros
televisores, como las Torres eran atacadas y a las víctimas entre los
escombros?
Esa ha sido la contínua propaganda de lo negativo de este mundo en
que nos ha tocado escribir nuestra propia parte de la historia. Mundo en
que lo positivo y lo bueno escasas veces se muestran, porque lo bueno no
vende. Sí lo hace el mal, lo destructivo. Nos hemos transformado en los
sádicos espectadores de lo oscuro y cada vez más nos bombardean con
noticias de guerra.
En esta jornada tan esperada por muchos, y soñada por nuestro Sumo
Pontífice, sobre la Reunión para la Paz en Asís congregó a personas
y líderes religiosos de diferentes creencias, con su fe puesta en Dios,
en la dignidad del hombre y de la naturaleza, en que se trata de acercar
la justicia para que la guerra se acabe.
Todos reunidos con un sentimiento común: LA PAZ.
Tenía mucha expectativa en seguir en directo los acontecimientos,
por lo que me alegré muchísimo cuando vi que la RAI iba a hacer
realidad este sueño.
Vivo en un pequeño país: Uruguay, en su pequeña capital:
Montevideo, en el barrio Ciudad Vieja, donde no tenemos cableado aún,
sino televisión por cable aérea. Hay dos, del que soy abonada es
Multiseñal. Estas emisoras tienen contratos con diversas empresas del
mundo, por ciertas horas y luego, aunque lo hagan por la mitad cualquier
programa, cambian sin aviso a otras emisiones.
Por esto, luego de sentir la emoción de todo lo que ocurría en
Asís, y en el momento en el Patriarca de Constantinopla Bartolomeo I,
iba a pronunciar su discurso, me veo dentro del superficial Show de Bill
Cosby, en Sony Entertainement. Asombrada de que lo realmente
trascendente fuera quitado por lo superfluo, llamé a Multiseñal, sin
obtener una respuesta válida.
Como sí puedo ver todo el día CNN y TVE, cambié de inmediato y
sólo pasaban pantallazos, al igual que en los canales uruguayos.
Resignada, aunque no contenta, me uní en la oración y comprendí
que para las agencias publicitarias, para el mundo todo, la Paz, no es
un buen negocio.
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