¿Fuerte ante los débiles y débil ante los fuertes?
Es fácil condenar la corrupción, porque nadie públicamente la aceptaría. Es difícil condenar el aborto, porque muchos se han rendido o incluso defienden este crimen como algo “bueno”. En un mundo donde importantes medios de comunicación dominan e imponen ideas según las directrices que reciben, ir contracorriente resulta sumamente difícil y
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